jueves, 15 de noviembre de 2007

LOS MISILES DE RUSIA Y ESTADOS UNIDOS (EN EUROPA)

Mientras Chávez sigue con la pataleta que le dio cuando el Rey de España le tocó el ego, Putin ha decidido desplegar una línea de misiles en Bielorrusia como contrapeso a la línea de misiles que piensa desplegar Bush en la zona. Otra vez la Guerra Fría. Algo que, según nos dijeron, se había llevado el viento del siglo pasado, vuelve a ser una amenaza para la paz de Europa.

Putin no es un santo. Ha demostrado en varias ocasiones que es poco menos que un salvaje, si bien no alcanza el grado del presidente George Bush, maestro de maestros en la materia. En realidad, Putin no ha hecho más que responder a una agresión.

Cuando Bush asumió la presidencia de los Estados Unidos dijo que iba a dedicarse exclusivamente a la política interior y en seguida amenazó con crear un paraguas de defensa nuclear o, lo que es lo mismo, sospechó que su país podía ser atacado con los últimos avances tecnológicos y quería blindar las fronteras para zambullirse de lleno en las cuestiones de carácter nacional. Todos sabemos lo que sucedió después. Como nadie está tan loco como para atacar frontalmente al ejército más poderoso del mundo, unos cuantos moros se colaron en cuatro aviones comerciales y, armados con cuters y cuchillos de postre, mandaron la seguridad de los USA a tomar viento en un par de horas. Imagino a los grandes estrategas norteamericanos mirándose unos a otros, como diciendo Qué coño hacemos ahora con los misiles tan bonitos que tenemos.

No hay cuidado, debió decir Bush; Usaremos los misiles cuando el clima sea más propicio. De modo que hace un par de meses, después de haber provocado varias guerras que han dejado el mundo hecho un polvorín, Bush dijo que tenía la intención de desplegar los misiles frente a Rusia por si acaso se le ocurre a Irán fabricar la bomba atómica. No me extraña que los rusos hayan dicho que también ellos son capaces de poner los misiles donde les dé la gana.

Lo malo es que tanto Rusia como Estados Unidos quieren colocar sus misiles en Europa. Y uno se pregunta a qué viene ese empeño si precisamente Europa no está en medio de los dos países. Si los rusos y los norteamericanos echaran un vistazo hacia el otro lado verían que por allí sólo les separa el estrecho de Bering. Podían plantar los misiles en Alaska y Siberia y dejarnos en paz a los europeos. Aunque, claro está, a todos se nos ocurre un lugar mucho más apropiado para que unos y otros se metan sus misiles. Por supuesto.

(El dibujo de arriba es de El Roto, cómo no)


1 comentario:

Anónimo dijo...

Tengo que reconocer que mi otrora defendido chávez está insoportable después del episodio con el Rey. José Luis, estás por ahí? A mí también me está empezando a dar miedo. A veces mi buena fe y humanismo exacerbado me juega malas pasadas.

A mí me parece muy apropiada tu opción, César, de colocar los mísiles en Alaska y Siberia. No es una guerra fría? pues a ver si se les congelan los cojones a todos.