jueves, 29 de septiembre de 2011

Las elecciones: quien gane, pierde

Faltan casi dos meses para las elecciones generales y ya estamos en plena campaña electoral. Los candidatos parecen tener prisa, como si las cosas pudieran cambiar de golpe, de raíz, en cuanto cambie el gobierno. ¿Y qué prisa puede tener Rajoy, por ejemplo? Todas las encuestas le dan una victoria apabullante. Y en cuanto a Rubalcaba, ¿está intranquilo? ¿Por qué? Precisamente, Rubalcaba debería estar contentísimo de que su oponente tenga todas las de ganar. Sí, sí: para él es bueno que gane Rajoy. ¡Porque vaya tomate va a encontrar el nuevo presidente! Rajoy no va a solucionar la papeleta. Ni Rajoy ni nadie, vaya. Es de cajón. Y como la gente es como es, dentro de cuatro años culpará a Rajoy de que no se haya resuelto la crisis. Y Rajoy perderá las siguientes elecciones. Probablemente será el único presidente de nuestra democracia que no haya sido reelegido. Tenemos la excepción de Calvo Sotelo, sí, pero su presidencia fue accidental a causa del golpe de Estado de Tejero. Todos los demás presidentes han gobernado, por lo menos, ocho años. Pero me da en la nariz que quien gane estas elecciones de noviembre solo gobernará durante cuatro años. O sea que puede estar contento Rubalcaba. Para las siguientes elecciones, las de 2015, será el presidente del gobierno de España. Mientras tanto, nada: puede estar haciendo pajaritas de papel en su escaño, a la espera del descalabro del rival.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Obama: la gran esperanza


Ayer, mientras se aplicaba la pena de muerte a un preso en algún rincón de los Estados Unidos, el premio Nobel de la Paz, Barack Obama, decidía en la tribuna de la Asamblea General de la ONU que Palestina no es ningún Estado. Si a eso sumamos que Irak está hecho un desastre, que en Afganistán y Pakistán están peor que antes, que hay una crisis mundial pa cagarse y que Guantánamo sigue albergando a posibles inocentes, obtenemos que Obama no es tan diferente a George Bush. Bueno, sí. Al menos, sabe escribir la palabra “pez” sin faltas de ortografía.

(La imagen está extraída de monsieurdevillefort)

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Prohibiciones, prohibiciones y prohibiciones

Desde hace unos diez años es decir, desde que cayeron las Torres Gemelas y la seguridad se impuso a la libertad nos estamos acostumbrando que nos lo prohíban todo como si fuera lo más normal y los gobiernos solo estuviesen para eso, para prohibir.

Ayer leí en el periódico que ya han aparecido algunos grupos de intolerantes que piden que se avise, a la entrada del cine, cuando haya algún actor que fume durante la película. Así, como si se tratara de una película pornográfica. Los portavoces de esos grupos alegan que ver fumar a los actores incita a fumar a los menores de edad. Supongo que el siguiente paso será prohibir el tabaco en las películas; y el siguiente, retocar informáticamente las películas antiguas en las que salga alguien fumando; o sea, “borrar” el cigarrillo de los dedos de los actores. Así veremos, en Casablanca, a un Humphrey Bogart llevándose la mano a la boca sin tener nada entre los dedos, y hacer después un gesto ridículo con los labios como de ir a silbar. Seguro que las cosas van por ahí… pero nadie dice nada.

Luego le tocará el turno al alcohol, probablemente, y podremos ver películas sobre la prohibición y los gángsters en Estados Unidos donde no aparezca ni una triste botella. ¿Y después? Después pueden venir las armas, por ejemplo. ¿No deberían prohibirse las películas de tiros, los westerns, las películas de James Bond, La guerra de las galaxias? ¿Y las de vampiros? Pueden alterar el normal desarrollo de las mentes infantiles y crearles paranoias. Yo creo que lo mejor es que prohíban el cine, todo el cine. Viendo lo que hay, a lo mejor nos hacen un favor.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

El Toro de la Vega y las tradiciones


Cada año, en Tordesillas (Valladolid), se celebra una fiesta más propia de simios que de seres humanos civilizados. Se trata de lo siguiente. A tal hora de la mañana se suelta a un toro por el campo y entre varios centenares de energúmenos armados con lanzas, garrotes y cuchillos, a pie y a caballo, le acosan y le hieren hasta darle muerte. Ni siquiera existe el supuesto arte del toreo. El único objetivo de la fiesta es la tortura del animal hasta su muerte. Ni más, ni menos.

Los defensores de la mencionada fiesta dicen que El Toro de la Vega debe respetarse porque es una tradición. O sea que las tradiciones deben respetarse por el hecho de ser tradiciones. Hacía tiempo que no escuchaba un argumento tan idiota. ¿Debemos respetar todas las tradiciones, entonces? ¿Las de los reductores de cabezas también? ¿Y las de los caníbales? ¿Debemos respetar la pena de muerte por lapidación?

(La imagen está extraída de la-cronica.net)

lunes, 12 de septiembre de 2011

11-S: Empezar de nuevo


El alcalde de New York dice que ha llegado la hora de pasar página, de dejar los atentados del 11-S y Bin Laden para la historia y que debemos empezar un nuevo ciclo. La idea no está mal, aunque me temo que no baste con una declaración de buenas intenciones. Porque aquel 11-S no solo supuso la destrucción de unos rascacielos emblemáticos y el inicio de dos guerras. Sentó las bases de lo que estamos viviendo.

Diez años después del ataque a las Torres Gemelas podemos hacer un pequeño balance. Bin Laden, cuyo objetivo era destruir el sistema occidental de vida, se gastó unos 500.000 dólares en la operación de la destrucción de las Torres Gemelas y el Pentágono. Pero su acción llegó mucho más allá, puesto que se declararon dos guerras (Afganistán e Irak) que, por el momento, han costado dos billones de dólares a los Estados Unidos. Dos billones, con B. Ignoro cuánto ha costado la movida a los demás países participantes, pero sospecho que no debe ser una cantidad despreciable. Hay 6.000 soldados yanquis muertos en combate, a los que habría que añadir los que han muerto tras ser heridos y transportados a hospitales, que deben ser muchos más. Y por si eso fuera poco, el enorme gasto de ambas guerras ha provocado la mayor crisis mundial de la historia, que aún estamos pagando y que tardaremos en quitarnos de encima. Es decir que Bin Laden, con su ataque a las Torres, efectivamente ha hecho que el sistema occidental se tambalee durante, al menos, diez años. ¿Aún hay quien cree que hemos ganado esa guerra imposible contra el terrorismo? En Pakistán, Afganistán, Irak y un montón de países hay más terrorismo que nunca. ¿La muerte de Bin Laden señala el fin de algo? En primer lugar falta saber si realmente está muerto, pero de una u otra forma, no: nada ha terminado. Los soldados occidentales siguen muriendo en las dos guerras declaradas por el descerebrado de George Bush y la situación social y política en aquellos países no ha mejorado lo más mínimo. La gente se pregunta qué hacen nuestros soldados en Afganistán. Será algo que nos preguntaremos en muchas ocasiones cuando hayan vuelto a casa. ¿Para qué hemos estado allí tantos años? Los talibanes siguen dominando la situación, los derechos humanos no existen, no se han levantado grandes hospitales ni las escuelas se han multiplicado. Todo está igual que hace diez años. Salvo en lo que toca a los muertos, claro está. En cuanto a Occidente, hay una crisis mundial, ya lo he dicho, que salpica a países que, en un principio, parecían paraísos celestiales.

Y esa crisis ha sacudido también a España como si fuera un castigo bíblico. Las ansias guerreras y demás cualidades de nuestro ex presidente, José María Aznar, nos han llevado a una situación límite, increíble hace unos años, aparte de generar el episodio terrorista más catastrófico de nuestra historia. Zapatero, por su parte, no ha sabido gestionar el desastre y, además, no lo ha podido hacer peor. Pero si alguien cree que Rajoy nos va a salvar del abismo cuando llegue a presidente, que vaya al psiquiatra. Rajoy no podrá hacer nada. En primer lugar, porque es un inútil. Y en segundo lugar, porque nadie tiene la fórmula mágica. Solo es cuestión de tiempo. De bastante tiempo, eso sí.

De un modo u otro, lo cierto es que Bin Laden montó un pollo formidable que dura ya diez años y aún tardará en solucionarse… si se soluciona. Los Estados Unidos de América han cedido mucho terreno a China, que se ha mantenido a una distancia prudente durante toda la crisis y, mientras tanto, no ha dejado de crecer. La más que probable ascensión de China a primera potencia mundial en un futuro cercano puede suponer, a no muy largo plazo, un nuevo orden mundial. ¿Qué diría Bin Laden de todo esto?

(La foto está extraída de latamhoy)

viernes, 9 de septiembre de 2011

Se acerca el 11-S de 2011


Desde luego, cuánto tiempo ha pasado desde que los reyes, espada en mano, cabalgaban al frente de sus guerreros para enfrentarse al enemigo. La cosa empezó a cambiar con el presidente George Bush, que cuando se enteró del ataque a las Torres Gemelas, en lugar de quedarse en la Casa Blanca para dirigir una posible resistencia, subió al avión presidencial y se quedó en el aire hasta que consideró que había pasado el peligro. Luego le tocó el turno a Sadam Husein, arrogante y bravucón generalazo que, después de enviar a sus tanques contra las tropas norteamericanas, se escondió en una especie de depósito fecal subterráneo hasta que dieron con él. Y ahora tenemos a Gadafi, dictador payaso y cruel, animando a sus seguidores a dejarse matar por él mientras él se escabulle por alguna parte del sur de Libia en una caravana de vehículos cargados de oro, según dicen, aunque nadie sepa nada a ciencia cierta.

Y, por cierto, pasado mañana es el 11 de septiembre de 2011, décimo aniversario del ataque de Bin Laden. ¿Cuántos líderes políticos occidentales se esconderán como ratas en el búnker mientras la población de sus países se expone a un probable atentado?

(La imagen está extraída de miliarium.com)

viernes, 2 de septiembre de 2011

La primavera árabe: Y ahora qué


En su libro La primavera árabe, Tahar Ben Jelloun analiza las recientes revueltas en los países del norte de África y parte de Oriente Medio. Lo hace desde un punto de vista, en mi opinión, excesivamente optimista. Asegura que están protagonizados por jóvenes del siglo XXI que no tienen ya nada que ver con los turbantes y las gumías de las generaciones anteriores, con el fanatismo religioso y la ley islámica. Dice que las nuevas tecnologías y las emigraciones a ciertos países europeos han colocado a esa juventud en el mundo actual y por eso se han levantado contra unos sistemas anacrónicos de dictaduras de opereta. Eso está claro. Algunos pueblos árabes se han levantado y han conseguido derribar al dictador de turno. Otros están en ello. Libia es un ejemplo. Pero en Libia están ganando los rebeldes gracias a la ayuda occidental, que pasará la factura de los bombardeos a su debido tiempo. Y en los países donde ha triunfado la revolución ha tenido un papel esencial el ejército del propio país. Sin la colaboración del ejército, Egipto seguiría como estaba. O peor aún, con una cuenta creciente de muertos, detenidos y desaparecidos. La revolución pacífica contra un dictador es imposible… salvo si el ejército está de parte del pueblo, como sucedió en Portugal con la Revolución de los Claveles, por ejemplo. De modo que no sé. Los jóvenes se han levantado, sí, pero ahora toca ordenar lo desordenado y son otros los que pueden entrar en escena. Hasta ahora, los integristas no han dicho apenas nada. Y eso significa algo. No sé el qué, pero huele a cuerno quemado. Los gobiernos occidentales, por su parte, ya están planeando el modo de implantar la democracia en Libia, un país artificial compuesto por tribus muy distintas que Gadafi había sabido contener. La situación se parece mucho a la de Afganistán. O a la de Irak. Docenas de asesinatos diarios desde hace diez años. ¿Es eso lo que va a suceder en estas nuevas democracias? ¿Ese es el precio del petróleo y el gas que llegan a Europa y Estados Unidos?

(La foto está extraída de publico.es)

jueves, 1 de septiembre de 2011

Zapatero se cubre de gloria


Vayamos por partes. Dos cosas:

1.- Los indignados del 15-M me caen muy bien y participo de sus ideas pese a no estar del todo claras. Hay una que sí lo está: la exigencia de una participación más activa del pueblo en esta democracia que tenemos. Me gusta que haya surgido un movimiento anárquico que, a través de movilizaciones, trate de cambiar el sistema. Da gusto que aún haya tanta gente con esperanza.

2.- Pese a todo eso, estoy convencido de que no van a conseguir nada.

El gobierno socialista, pocos días después de haber jurado y perjurado que tendría en cuenta las peticiones de los indignados del 15-M, a quienes llegó a dar coba casi hasta la adulación, va a reformar la Constitución sin consultar a nadie salvo a los del PP, cuyos votos necesita para llevar el asunto adelante. No ha tenido en cuenta ni siquiera a los partidos minoritarios. Sus votos no importan si el PP está de acuerdo en la propuesta de reforma de la Constitución. Y lo está. Por lo tanto la opinión de los demás grupos políticos es música, y mucho más la de los indignados a quienes decían comprender no muchos días atrás.

De este modo, los socialistas hacen de los indignados un grupo de descontentos tocacojones que, de vez en cuando, tienen que dar la tabarra en las plazas de las ciudades más importantes de España. No cuentan. Sus opiniones no valen nada, pero no es cuestión de desalojarlos a hostias constantemente por aquello del qué dirán.

Por otra parte, la Constitución había sido, hasta ahora, poco menos que un documento intocable, una especie de tótem que necesitaba un sinfín de procedimientos para ser retocado. Y resulta que no, que en cuatro días se plantea y se aprueba una reforma que casi nadie entiende porque nadie la ha explicado con claridad. Yo, al menos, no pillo ni la mitad. Casi no sé de qué va. Ahora bien: de lo que estoy seguro es de que, a partir de esta reforma, se ha abierto la caja de los truenos. La Constitución ya no es intocable. Se puede reformar incluso al margen del pueblo, sin referéndums, sin consultas y sin explicaciones. Además, todo eso se puede hacer en un tiempo récord. Ya estoy viendo a los presidentes de ciertas autonomías pedir reformas en la composición del Estado.

La fecha prevista para las próximas elecciones es el 20-N. Son anticipadas, pero incluso así me parecen tardías. Zapatero debería dimitir esta misma tarde. Cada cosa que hace resta miles de votos a su partido.

(NOTA AL MARGEN: Acabo de leer en el periódico que “Zapatero asegura que no está previsto subir los impuestos a los más ricos”. ¿Pero no fue él quien lo propuso?)

(La imagen está extraída de digital24horas)