Hace unos años, durante la etapa más oscura del gobierno del Partido Popular, el entonces presidente José María Aznar propuso el trasvase del río Ebro como solución al problema del agua en Murcia y en otras regiones del litoral del sudeste. Muchos se opusieron. Los ecologistas dijeron que sólo trataba de alimentar los campos de golf recién nacidos en
Los de CIU se han hecho famosos por saber traicionar sus principios y seguir con el discurso de siempre como si no hubiese pasado nada. Así, primero pactaron con el PSOE y luego con el PP. Lo único que no han conseguido es pactar con los dos a la vez, lo cual no quiere decir que no les hubiese gustado, claro, sino que no les ha sido posible. Y cuando se propuso lo del trasvase del Ebro, tras observar que habían perdido las elecciones de Cataluña a causa de su doble moral, decidieron ponerse en contra de la propuesta. Muy bien hecho, porque con el trasvase del Ebro se habría puesto en peligro el ecosistema del Delta. ¿Los políticos de CIU se preocupaban de pronto por la ecología? Qué va. Los nacionalistas de cualquier parte son, por tradición, los más terribles destructores del territorio que dicen representar. Pero se opusieron al famoso trasvase del Ebro. Y mediante su oposición y la de otros grupos se ha conseguido que, de momento, la cosa se quede en nada.
Pero ahora hay otro problema. Por primera vez, desde que yo recuerde, Cataluña puede quedarse sin agua para beber. No me estoy refiriendo a la provincia de Tarragona, que en los años 70 se quedaba sin agua regularmente y a nadie le importaba un pepino, sino a Cataluña en general o, más concretamente, a la única Cataluña que existe a los ojos de
Cabe preguntarse, en primer lugar, cuáles fueron las medidas que durante 23 años tomó el gobierno de CIU en previsión del posible desastre de quedarse sin agua. ¿Lo imagináis? Ninguna. De hecho, hicieron lo mismo que con tantas otras cosas: nada. Los gastos que supusieron la puesta en marcha de la policía autonómica impidieron que los bomberos pudieran disponer de medios para apagar los incendios que asolaron Cataluña durante los años 90, por ejemplo. La propaganda y el autobombo dinamitaron el dinero presupuestado para esas infraestructuras eléctricas que, por dejadez y antigüedad, dejaron de funcionar durante el verano pasado. Y así, todo lo demás. ¿Y ahora? ¿Qué hay que hacer ahora ante la amenaza de quedarse sin agua? Artur Mas ha dicho que debería hacerse… el trasvase del Ródano. Naturalmente. El ecosistema del Ródano le importa poco porque es francés y no tiene nada que ver con Cataluña. Desde luego, no se puede negar que tal modo de pensar es el de un tío muy, pero muy… nacionalista. No hay ninguna duda.