viernes, 18 de diciembre de 2009

Cataluña y los toros

El Parlamento catalán ha votado a favor de abrir un debate sobre la prohibición de las corridas de toros. Pues muy bien. A mí no me gustan los toros. Pero tampoco me gustan otras muchas cosas, como los imbéciles, las cabezas cúbicas, los referéndums inútiles o la creación de supuestas embajadas catalanas en medio mundo que cuestan millones de euros y no sirven absolutamente para nada.

De todos modos, uno puede ponerse a pensar con estas cosas. Y teniendo en cuenta la cantidad apabullante de corridas de toros que hay en Cataluña, prohibirlas en ese territorio sería igual de lógico que si se prohibieran los viajes interplanetarios, los bocadillos de cerebro de mono o los templos budistas en Villanueva del Trabuco.

O sea que uno piensa, ya digo. Y me parece que detrás de esa posible prohibición no está el amor a los animales. Más bien está otra cosa: la misma canción de siempre. Las corridas toros son fiestas españolas. No así tirar cabras desde los campanarios de las iglesias. Qué curioso. ¿Por qué no prohíben la pesca deportiva? No he visto algo más agresivo: meter un anzuelo en el paladar de un ser vivo, sacarlo de su elemento y dejarlo morir de asfixia.


domingo, 13 de diciembre de 2009

Copenhague 2009


Como era de esperar, la gran cumbre del cambio climático ha tenido sus consecuencias. Menos mal que alguien organiza esos actos y esas cosas. Porque, en contra de lo que todo el mundo pensaba, los países más contaminantes han dicho que pa ti y pa tu tía, que no van a rebajar ni los precios y que agur, hasta la próxima. Obama se está luciendo. No ha dicho agur porque no es vasco, pero le ha ido de un pelo.

(El dibujo, del genial El Roto)


viernes, 11 de diciembre de 2009

Solidaridad NO


Recuerdo que, hace unos ocho o nueve años, se comercializaron unas camisetas con un estampado que decía, simplemente: Solidaridad. Inmediatamente me pregunté: Solidaridad, ¿con quién? ¿Con todo el mundo? ¿Con las ballenas, con los jipis, con la guardia civil, con Sadam Hussein y Bush al mismo tiempo, con el vecino que no para de dar martillazos, con los skins, con los hijos de puta? El término solidaridad, en sí mismo, es un concepto vacío. Ha de ir aparejado a algo más para tener sentido. Pero por aquel entonces estaba de moda ser solidario. ¿Con quién? Daba igual. Había que ser solidario y punto.

Conozco a algunos individuos (pocos) que realmente han luchado por causas ajenas. Tienen todos mis respetos. Pero me huele que la mayoría de los que dicen hacer cosas por los demás sólo lo hacen para satisfacerse a sí mismos. O sea que, poco después de ver las camisetas que he comentado, diseñé una que se vendió bastante bien. Era una camiseta negra en la que, a la altura del pecho izquierdo, podía leerse: Solidaridad NO. Fue un escándalo en la ciudad. Claro. La gente no entiende lo que no le interesa.

¿Por qué cuento todo esto? Ayer estuve hablando con mi mujer sobre un asunto que tiene algo que ver. Desde hace ya unos cuantos años persiste la costumbre entre los españoles adinerados de adoptar a niñas chinas, vietnamitas o negritos muy monos. ¡Y qué monos son, cuando son pequeños! “Mira, ¿has visto a mi hijito? Es una monada”. Sí. Es monísimo.

También algunas ONG’s traen a algunos niños saharauis para que pasen un par de meses de verano en nuestro supuesto paraíso. Lógicamente, los niños se lo pasan en grande con los lujos primermundistas. Van a la piscina, viajan en automóviles que no habían visto en su vida, comen bien, se visten como los pijos, juegan cuanto pueden y todo es Jauja. Las ONG’s se jactan de haber hecho una acción encomiable y se lo dicen a todo el mundo: “Mirad qué bien hacemos las cosas”. Pero, claro, todo se acaba. Y los niños saharauis vuelven a su miseria soñando con lo que han tenido durante un tiempo. Un corto espacio de tiempo. Muy corto, pero muy intenso.

Después, cuando han crecido y cruzan el estrecho en barcazas inmundas y en condiciones inhumanas, las ONG’s no están ni los defiende nadie. Claro. Ya no son tan monos. Obvio: han crecido. Y han exigido su derecho de ser felices. Se lo habían prometido los españoles cuando lo de las piscinas y los coches y los lujos y querían recuperarlo. Pero ya no son niñitos. Cuestión de tamaño. Y de hipocresía.

jueves, 10 de diciembre de 2009

La corrupción y la ley


Dos ex altos cargos de CIU, acusados de corrupción urbanística, han salido de la cárcel tras pagar un millón de euros cada uno. He de confesar que no tenía ni idea de la existencia de uno de ellos. Del otro sí. Y no quiero dármelas de listo, pero no me extrañó en absoluto que un juez le echase la vista encima. Por su actitud y su soberbia se veía, no sé, se adivinaba que había algo turbio. Eso no quiere decir que sea culpable, por supuesto. En este país acostumbramos a condenar a quien sólo está siendo procesado. No obstante, todo este jaleo me ha hecho pensar en algo que siempre he pensado. Para empezar, un millón de euros son muchos euros. Y, en mi opinión, si un juez pide una fianza de un millón de euros por cabeza, ha de estar muy seguro del color de las cosas. Pero…

Cuando yo era joven, allá por el mesozoico, conocí a unos cuantos individuos de calaña diversa. Sobre uno de ellos, en concreto, se decía que vivía del robo de radiocasets de coches, algo que, dicho sea de paso, por aquel entonces era una actividad bastante habitual. Le llamaban el seco. Pues bien. En cierta ocasión, hablando con no sé quién, sacamos a colación su caso porque acababa de ser detenido y encerrado en la cárcel. Ignoro si el juez dijo nada sobre una posible fianza, pero el tal no sé quién me dijo: “Eso de las fianzas es de risa. Resulta que, si un tipo roba mil millones, paga cien y sale de la cárcel. O sea que está pagando su libertad con el fruto de su propio delito. Curioso, ¿no? Es como si al seco, tras haber robado quince radiocasets, le concedieran la libertad si devolviese tres”.

(El dibujo es de El Roto)

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Obama: premio Nobel de la Paz

Después de no hacer nada durante más de cien días, el flamante premio Nobel de la Paz, Barack Obama, ha decidido enviar treinta mil soldados más a Afganistán. Ya lo decían los romanos: Si vis pacem, parabellum (Si quieres la paz, prepara la guerra).

La SGAE


Todos sabemos que la SGAE o Sociedad General de Autores y Editores existe casi exclusivamente para que puedan cobrar los empleados de la SGAE o Sociedad General de Autores y Editores. Y todos sabemos también que últimamente se están pasando un pelín en su afán de recaudar ese dinero en concepto de derechos de autor que sirve casi exclusivamente para que los empleados de la SGAE o Sociedad General de Autores y Editores puedan seguir cobrando. Es inaudito, por ejemplo, que hace poco pretendieran cobrar un tanto por ciento de las entradas de un festival benéfico. Y ya es la leche que pretendan cobrar no se sabe qué derechos de autor… nada menos que a la Tuna.

A mí no me gusta la Tuna. Me parece algo anacrónico y ridículo. En cuanto veo a un tuno, me largo a otra parte o le clavo una mirada de odio que hace que él se vaya en busca de otra posible víctima. Pero hay que ser justos. Y sospecho que las canciones que cantan los tunos son más bien populares, hijas de mil leches y difícilmente adjudicables a un autor determinado. ¿Alguien sabe quién escribió “Clavelitos”? Es una canción repugnante, de acuerdo, pero ahora eso no viene a cuento. La Tuna la canta insistentemente. ¿Y a quién se supone que la SGAE pagará esos derechos de autor que pretende cobrar a la Tuna? ¿A los descendientes de quién? Por otra parte, ¿qué va a hacer la SGAE? ¿Perseguir a los tunos por la calle, anotar lo que cantan y pasar luego la factura? O sea que cuidado. Lo digo por los que tengan la costumbre de cantar en la ducha. Quizás dentro de poco, mientras entonan una canción y se enjabonan la cabeza, pueda aparecer repentinamente un señor vestido de entierro que, con un cartapacio de papeles lacios y amarillentos, les dirá que están denunciados y que tienen que pagar una pasta gansa.

(La imagen está extraída de elcayejon)