Un último apunte sobre este asunto. Llevo días criticando algo que iba a suceder este domingo y ya ha sucedido.
Yo creía que para llegar a los altares había que contar, por lo menos, con un milagro en el currículum. Por lo visto no es así. Que yo sepa, últimamente nadie ha hablado de 498 nuevas curaciones inexplicables, 498 separaciones de las aguas ni 498 multiplicaciones de panes y peces. Y es curioso que sólo puedan acceder al título de santo, en primer lugar, casi exclusivamente los religiosos y, entre éstos, sólo los que cayeron a manos de las izquierdas. Respecto a los que Franco mandó ejecutar durante la guerra —por lo menos unos 30— y, sobre todo, los que persiguió durante los cuarenta años de dictadura bajo la acusación de ser comunistas u otras razones aún de mayor peso, ni una palabra. Eso ya es grave, porque significa que el Vaticano continúa con su apoyo descarado a una ideología política en concreto. Pero no es todo, claro. Porque tampoco subirán jamás a los altares todas aquellas personas que, siendo de un bando o de otro, se vieron inmersas en una guerra que no buscaron, que murieron sin saber muy bien por qué y que, por unas cosas o por otras, nunca vistieron sotanas ni hábitos que no fueran el mono de trabajo. Creo que, en el caso de buscar milagros,
(El chiste de arriba es de El Roto, claro, y ha salido publicado en El País el 27 de octubre de 2007)
1 comentario:
Pues yo creo que la Iglesia Católica sí que hace milagros; tiene convencidas a MIL CIEN MILLONES de personas en el mundo con su hipócrita doble moral.
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