domingo, 30 de octubre de 2011

Los políticos: “Yo no he sido”

Mi padre solía decir que, si en una orquesta falla un músico, la culpa es del músico; pero si fallan todos los músicos, la culpa, sin lugar a dudas, es del director.

Es curioso que, en medio de esta crisis de ámbito mundial, los políticos sugieran que los culpables del desastre seamos nosotros, el pueblo, por haber vivido por encima de nuestras posibilidades. ¿Es que acaso no lo vieron? ¿Por qué no lo impidieron? ¿No se dieron cuenta de que nos íbamos a pique? Ninguno de ellos es capaz de adaptar lo que decía mi padre sobre los músicos y el director de la orquesta y entonar aunque sea un modesto mea culpa. ¿Son incapaces de responsabilizarse de algo?

Es de cajón que los asesores económicos de los gobiernos occidentales sabían que iba a pasar lo que ha pasado, pero nadie movió un dedo para impedir que las financieras diesen créditos a personas que no iban a poder devolverlos, por ejemplo. En esos años de vacas gordas, para obtener un crédito rápido bastaba una nómina, y daba igual si los pagos mensuales del crédito superaban la mitad de los ingresos. La financiera te daba el dinero y, supongo, anotaba tu nombre en la libreta de futuros impagados. Porque la fórmula no falla. Si te gastas más de un tercio de lo que ganas solo en la hipoteca, vas de cabeza a la ruina con toda seguridad.

Pretender que la culpa de un desastre general sea del pueblo y no de los que mandan es algo perverso. Y todos los políticos, sin excepción, están en ese grupo. Porque fueron ellos, y nadie más que ellos, quienes dirigieron la orquesta en los buenos tiempos y, por lo tanto, fueron ellos los culpables de que todos los músicos fallasen. Dentro de un mes nos pedirán el voto. Desde luego, no tendrán el mío. Vivimos en mundos diferentes.

martes, 25 de octubre de 2011

La muerte de Gadafi


Desde luego, el asesinato de Bin Laden se ha llevado de una forma muy diferente al de Muamar el Gadafi. Es cierto que, en lo tocante a Bin Laden, solo estaban presentes las cámaras de los soldados norteamericanos y, de hecho, no tenemos ni idea de lo que sucedió. Nos han contado lo que han querido y no han dejado ninguna prueba de nada. Quizás dentro de cincuenta años se desclasifique la grabación y nos la muestren. Quizás no hubo ninguna grabación porque no hubo ningún asesinato. No sé si algún día sabremos lo que pasó allí, si es que pasó algo.

En cuanto a Gadafi, sí había cámaras. O móviles ejerciendo de cámaras que, en vista del resultado, quizás habría sido mejor que no hubiesen estado allí. Era tal el odio que se le tenía a Gadafi que la gente ni siquiera esperó a encontrar una cuerda y ahorcarle: después de darle unos cuantos golpes le pegaron un tiro en la cabeza y se acabó.

Y ahora viene lo que tenía que llegar. Cuando empezaron a manifestarse los brotes de lo que se ha llamado La Primavera Árabe, se destaparon muchas botellas de champán en Occidente. Quizás demasiadas. Ya dije en una ocasión que la democracia no abre las puertas a los derechos sociales y a la civilización, sino al revés. Son los derechos sociales y la civilización los que podrían crear un Estado democrático. Y ahora volvemos a encontrarnos con una democracia incipiente, vacía, fabricada a toda vela, basada en nada. Pero no han tardado mucho en asegurarlo: la nueva Libia se regirá por la ley islámica, que, por arte de mójili-mójili, conjugarán con la democracia y el Estado de derecho. También en Túnez se han impuesto los islamistas con el 40% de los votos.

La Primavera Árabe está venciendo a los tiranos, de eso no hay duda. Gadafi ha muerto a manos de los que creía sus súbditos. Unos súbditos que ni siquiera saben que, con la muerte de Gadafi y la implantación de la democracia, han dejado de ser súbditos para convertirse en ciudadanos. Ignoran hasta lo más básico de lo básico, pero votarán en unas elecciones democráticas y serán ciudadanos demócratas. ¿Democracia y ley islámica? Lo siento, pero no cuadra.

lunes, 24 de octubre de 2011

El fin de ETA


La ETA ha dejado la lucha armada. Eso es lo que dijeron tres encapuchados hace unos días en un comunicado y a mí, de momento, me parece suficiente. No así a ciertas voces del PP y de algún otro partido, que, entre otras cosas, exigen que los etarras entreguen las armas. Desde luego, hay que ser tarugo para pedir semejante cosa. La ETA no entregará las armas jamás. Y en el caso de que opten por entregar cincuenta subfusiles, pongo por caso, es porque tienen quinientos. Que a nadie se le escape que estos grupos tienen algo de mesiánicos, o eso creen ellos, y pueden creerse en la obligación de volver al teatro de operaciones si la ocasión, a su juicio, lo requiere.

Ahora, ante esta nueva e insólita situación, los partidos políticos mayoritarios pretenden adjudicar la victoria a la democracia y al Estado de derecho. Tanto el PP como el PSOE dicen ser los artífices de la operación, los responsables directos. Entre ellos, la justicia y la policía han acabado con los terroristas. Bueno, eso es verdad… en parte. Durante más de cuarenta años, ni Franco (recordemos cuándo nació la ETA), ni los políticos democráticos, ni la policía franquista ni la democrática han podido con ellos. ¿Qué ha pasado, entonces? ¿Cuál es el elemento que ha propiciado la caída de la banda? No es mi intención quitar importancia al trabajo de la policía ni al de nadie. Pero la desaparición de la ETA, en mi opinión, se debe fundamentalmente a otra cosa.

Un grupo terrorista, una banda armada o un ejército de liberación, me da igual, solo pueden sobrevivir si les apoya el pueblo. Si no es así, el grupo desaparece. Ahí tenemos el ejemplo de Terra Lliure, en Cataluña, que nunca ha contado con el apoyo del pueblo catalán y por eso nunca ha funcionado. Los activistas necesitan el silencio cómplice de los nativos, lugares donde esconderse y donde esconder las armas, guías para recorrer las montañas, almacenes, garajes y un sinfín de cosas más que no están en su mano y que solo pueden obtener del pueblo. Y el pueblo vasco se cansó de la violencia hace ya años. La ETA, en mi opinión, ya no tiene ese apoyo que quizás tuvo en algún momento; sobre todo al principio, cuando era internacionalista y luchaba contra Franco. La ETA, ahora, está sola.

De modo que, aparte de los políticos y de la policía, ha sido el propio pueblo vasco quien ha firmado el fin de ETA. No nos confundamos. Y no nos olvidemos del valor que tiene ese rechazo popular de los vascos a la lucha armada.

(La foto está extraída de minutodigital)

miércoles, 19 de octubre de 2011

Cómics Cangrejo Rojo ya está en marcha


Yo empecé guionizando cómics, allá por los años 80, para revistas como El Víbora, El Jueves, Makoki y otras. Y ahora, después de tanto tiempo en dique seco, he vuelto a ello. La nueva editorial de cómics para el I-Pad llamada CANGREJO ROJO ya está en el mercado. Durante un año hemos estado trabajando para hacerlo posible: guionistas, dibujantes, técnicos, traductores, diseñadores, etc. Y hemos empezado por la colección de Literacomics, o relatos literarios clásicos versionados al cómic; relatos y cuentos de Gustavo Adolfo Bécquer, Edgar Allan Poe, Jack London, Conan Doyle y un sinfín de otros autores. Para más información, podéis consultar el blog:

http://blog.cangrejorojo.com

El dibujo de arriba forma parte de una de las historias, El Monte de las Ánimas, dibujada por Pedro espinosa y guionizada por mí.

sábado, 15 de octubre de 2011

El programa de Rubalcaba


Rubalcaba está empezando a mostrar sus cartas y en su programa dice, entre otras cosas, que suprimirá ciertos privilegios de la Iglesia y que hará una ley de dación en pago por lo de las hipotecas. Bien. Si pudiera creer que Rubalcaba ha pensado realmente en hacer algo de eso si llega al gobierno o, cuando menos, intentarlo, indudablemente le daría mi voto. Y eso que no tengo ningún problema con las hipotecas porque no tengo hipoteca. Pero no me creo ni una sola letra de su discurso. Ni del de ninguno de los demás políticos. Si tuviese que valorar, del cero al cien, la confianza que tengo en los políticos, el resultado sería cero. Ahí tenemos el primer ejemplo que me viene a la cabeza: Artur Mas, un tío que va de serio, prometió en su programa no recortar lo concerniente a la sanidad pública. Pues bien. Lo primero que hizo al sentarse en la poltrona fue cerrar cincuenta hospitales y no sé cuántos quirófanos.

De modo que no. No creo en absoluto que Rubalcaba tenga intención de meterse con la Iglesia. Y menos aún con los bancos. En cuanto a su adversario, Mariano Rajoy, tal vez sea la persona menos apropiada para gobernar este país. Bueno, este y cualquier otro. ¿O no recordáis qué lumbrera de la política y los idiomas lo nombró, a dedo, como su sucesor?

(La foto está extraía de barcelonaya)

viernes, 14 de octubre de 2011

Los rescates de la crisis

Ya que los gobiernos pueden rescatar a los bancos, ¿por qué no rescatan a la sanidad pública?

jueves, 13 de octubre de 2011

Vamos a contar mentiras, tralará…


Hace una semana se cumplieron diez años desde que las tropas norteamericanas y sus aliados invadieron Afganistán. En un principio, la razón de la guerra estaba clara: el gobierno afgano, compuesto por unos fanáticos islámicos conocidos como los talibanes, acogía a Bin Laden en algún rincón de su territorio y le daba protección. Para capturarle, los Estados Unidos firmaron una alianza con Pakistán, país entonces gobernado por un dictador mucho peor que los talibanes. Hasta aquí el asunto tiene cierta lógica. Y lo normal, lo sensato a la hora de intentar atrapar a un delincuente que puede estar oculto en cualquier gruta de un desierto inmenso, no es enviar portaaviones, destructores y cientos de miles de soldados. ¿Por qué? Porque se les ve desde lejos y el delincuente puede ir saltando de cueva en cueva tan tranquilo. Lo lógico habría sido enviar a varios comandos de los servicios secretos para que hicieran su trabajo sin hacer ruido.

Pero esas cosas no encajan en la mente de los descendientes del Juez de la Horca y en seguida empezó el bombardeo. Un ataque militar en toda regla para capturar a un solo individuo. El gobierno talibán cayó sin oponer casi resistencia, claro, y los yanquis se hicieron dueños del lugar. Bueno, supongo que se preguntarían, y ahora qué. Los talibanes se organizaron en grupos guerrilleros y desde entonces masacran a los soldados occidentales en atentados suicidas, mediante bombas en los caminos o de cualquier otro modo. Del delincuente en cuestión, ni rastro.

Sin embargo, y si es cierto lo que nos han dicho (porque huele a cuerno quemao, a sapos y culebras), los servicios de inteligencia de los EE. UU. o quien sea dieron por fin con el escondrijo de Bin Laden, mandaron a un comando a por él y lo mataron allí mismo, en cuanto asomó la cresta. ¿Y dónde estaba escondido Bin Laden? ¿En alguna gruta del desierto afgano, como se presumía? ¿En algún búnker vigilado por terribles y feos guerreros talibanes? No. Estaba en Pakistán, con quien Estados Unidos tenía una alianza. Y que no me digan que el gobierno pakistaní no sabía que Bin Laden se escondía en su territorio porque no me lo creo.

Entonces, echando cuentas, resulta que los Estados Unidos de América invadieron un país, Afganistán, que tal vez estuviera gobernado por unos locos peligrosos, de acuerdo, pero que no acogía a Bin Laden bajo su protección y que, por lo tanto, era inocente. Al menos, en cuanto a ese asunto. Nadie ha pedido perdón, por supuesto. Por arte de birlibirloque, y al estilo de la novela de Orwell, 1984, se ha cambiado el objetivo inicial de la guerra: el ejército norteamericano atacó Afganistán para implantar allí la democracia. Toma ya. Por la misma razón podrían invadir el Vaticano, que tampoco es un Estado democrático precisamente. Y gracias a esa democracia impuesta por Occidente, Afganistán está mucho peor que antes. Hay docenas de muertos cada semana.

Pero da igual. No contentos con toda esa atrocidad, los marines continúan batallando, matando y muriendo en Afganistán. Y al gobierno de Pakistán no se le ha pedido ninguna explicación. Nada. Tampoco ha aparecido en los medios ningún representante del gobierno norteamericano explicando la conducta de su ejército al mundo, como si invadir un país sin pruebas de nada ni razón alguna fuese de lo más corriente. Y ningún país del mundo ha movido un dedo de ninguno de sus diplomáticos para pedir cuentas a nadie. Eso me resulta muy curioso. Aunque me resulta mucho más curiosa otra cuestión. Si los americanos quieren quedarse en Afganistán otros diez años, por mí no hay inconveniente. A fin de cuentas, no puedo hacer nada para evitarlo. Pero, después de todo este embrollo, uno puede preguntarse: ¿qué siguen haciendo allí nuestros soldados?

(La foto está extraída de movilae.com)

jueves, 6 de octubre de 2011

El escudo antimisiles


El pacifista Zapatero, que nos sacó de la guerra de Irak y que estuvo radicalmente en contra del escudo antimisiles que, hace diez años, propusieron Bush y Aznar, ha decidido alistar a España entre los países componentes del nuevo escudo antimisiles. Y lo ha hecho a escondidas, en Bruselas (no en las Cortes españolas), después de tres meses de negociaciones secretas con el otro gran pacifista, premio Nobel de la Paz, Barak Obama.

Desde luego, esta historia del escudo antimisiles ha de tener, por narices, juego sucio y subterráneo. No solo porque la plantearon Bush y Aznar, que ya bastaría con eso para sospecharlo, sino porque todo el mundo sabe que el tal escudo no servirá para nada. ¿O nadie recuerda que todo este jaleo de la inseguridad la originaron cuatro moros cuando, con tres cúters y dos cuchillos de postre, destruyeron las Torres Gemelas y parte del Pentágono? ¿Qué habría podido hacer el escudo antimisiles ante eso? Nadie atacará con misiles a Occidente. Nadie es tan estúpido de plantear una guerra frontal contra un enemigo infinitamente superior. Es evidente, visto lo visto, que si hay algún ataque será al estilo de la guerrilla. Por eso digo que hay algo detrás de esta movida. ¿Dinero? ¿Una implantación aún más descarada de las tropas norteamericanas en Europa? A partir de ahora tendremos, en Cádiz, cuatro barcos de guerra de Estados Unidos preparados para repeler un ataque con misiles. ¿También estarán preparados para un ataque con cúters y cuchillos de postre?

Los atentados del 11-M no se habrían producido si Aznar no hubiese enviado a nuestras tropas a Irak, un país que, por cierto, jamás nos había agredido. La seguridad consiste en llevarse bien con la gente. No en aumentar el número de misiles y buques de guerra.

(El dibujo de arriba está extraído de despiertaalfuturo)

lunes, 3 de octubre de 2011

La imbecilidad de los récords Guinness


Según han dicho en las noticias, en Australia se ha batido un récord Guinness al hacer desfilar por la playa a 357 mujeres en bikini. Qué bien. Cosas como esa alimentan la confianza en la especie humana, la ilusión, la esperanza. ¿Qué crisis ni qué leches? No hay nada mejor que comprarte un libro donde te informen de que un fulano ha metido cuarenta y cinco pulpos en un bote o de que otro sujeto no se ha lavado el culo desde 1973. A nadie se le había ocurrido antes. ¡Qué genialidad!

(La foto está extraída de Taringa.net)

domingo, 2 de octubre de 2011

Tintín acusado de racista


Un tal Bienvenu Mbutu Mondondo, que debe querer hacerse famoso a cualquier precio, ha denunciado las aventuras de “Tintín en el Congo” por ser, a su juicio, una obra racista. Desde luego no lo es, pese a que los negros sean la parte más cómica de la historia. “Tintín en el Congo” se publicó en 1930, cuando el colonialismo en África y en Asia aún estaban frescos y los moros y los judíos eran vistos como una raza inferior por según quién. Hay que ser ignorante para juzgar una obra sin tener en cuenta el contexto en que se realizó.

Leo cómics desde que nací y, por supuesto, leí “Tintín en el Congo” por primera vez a muy temprana edad. Puedo asegurar que ese supuesto racismo que impregna sus páginas no me afectó en absoluto, puesto que, ya de adulto, he tenido y tengo bastantes y buenos amigos negros. Por otra parte, si hemos de censurar a “Tintín en el Congo”, ¿qué hacemos con Tarzán? ¿Y con el Hombre Enmascarado, El Espíritu de la selva, el Capitán Trueno, los westerns y tantos otros? Recuerdo una historieta de Zipi y Zape que era evidentemente racista, si hemos de tener en cuenta los baremos del sujeto denunciante. Ah, sí, y en otra de Mortadelo y Filemón salía un negro que daba mucha risa.

Si el tal Mbutu tiene ganas de armar un buen follón con lo del racismo, creo yo que tiene a su disposición un montón de casos de autenticidad impepinable. Ahí está lo que sucede en los barrios marginales de las grandes ciudades de Europa y Estados Unidos, o el conflicto palestino-israelí, o el problema de los indios de Norteamérica, o qué sé yo cuántos más.

(La foto está extraída de laopinioncoruna)