jueves, 13 de octubre de 2011

Vamos a contar mentiras, tralará…


Hace una semana se cumplieron diez años desde que las tropas norteamericanas y sus aliados invadieron Afganistán. En un principio, la razón de la guerra estaba clara: el gobierno afgano, compuesto por unos fanáticos islámicos conocidos como los talibanes, acogía a Bin Laden en algún rincón de su territorio y le daba protección. Para capturarle, los Estados Unidos firmaron una alianza con Pakistán, país entonces gobernado por un dictador mucho peor que los talibanes. Hasta aquí el asunto tiene cierta lógica. Y lo normal, lo sensato a la hora de intentar atrapar a un delincuente que puede estar oculto en cualquier gruta de un desierto inmenso, no es enviar portaaviones, destructores y cientos de miles de soldados. ¿Por qué? Porque se les ve desde lejos y el delincuente puede ir saltando de cueva en cueva tan tranquilo. Lo lógico habría sido enviar a varios comandos de los servicios secretos para que hicieran su trabajo sin hacer ruido.

Pero esas cosas no encajan en la mente de los descendientes del Juez de la Horca y en seguida empezó el bombardeo. Un ataque militar en toda regla para capturar a un solo individuo. El gobierno talibán cayó sin oponer casi resistencia, claro, y los yanquis se hicieron dueños del lugar. Bueno, supongo que se preguntarían, y ahora qué. Los talibanes se organizaron en grupos guerrilleros y desde entonces masacran a los soldados occidentales en atentados suicidas, mediante bombas en los caminos o de cualquier otro modo. Del delincuente en cuestión, ni rastro.

Sin embargo, y si es cierto lo que nos han dicho (porque huele a cuerno quemao, a sapos y culebras), los servicios de inteligencia de los EE. UU. o quien sea dieron por fin con el escondrijo de Bin Laden, mandaron a un comando a por él y lo mataron allí mismo, en cuanto asomó la cresta. ¿Y dónde estaba escondido Bin Laden? ¿En alguna gruta del desierto afgano, como se presumía? ¿En algún búnker vigilado por terribles y feos guerreros talibanes? No. Estaba en Pakistán, con quien Estados Unidos tenía una alianza. Y que no me digan que el gobierno pakistaní no sabía que Bin Laden se escondía en su territorio porque no me lo creo.

Entonces, echando cuentas, resulta que los Estados Unidos de América invadieron un país, Afganistán, que tal vez estuviera gobernado por unos locos peligrosos, de acuerdo, pero que no acogía a Bin Laden bajo su protección y que, por lo tanto, era inocente. Al menos, en cuanto a ese asunto. Nadie ha pedido perdón, por supuesto. Por arte de birlibirloque, y al estilo de la novela de Orwell, 1984, se ha cambiado el objetivo inicial de la guerra: el ejército norteamericano atacó Afganistán para implantar allí la democracia. Toma ya. Por la misma razón podrían invadir el Vaticano, que tampoco es un Estado democrático precisamente. Y gracias a esa democracia impuesta por Occidente, Afganistán está mucho peor que antes. Hay docenas de muertos cada semana.

Pero da igual. No contentos con toda esa atrocidad, los marines continúan batallando, matando y muriendo en Afganistán. Y al gobierno de Pakistán no se le ha pedido ninguna explicación. Nada. Tampoco ha aparecido en los medios ningún representante del gobierno norteamericano explicando la conducta de su ejército al mundo, como si invadir un país sin pruebas de nada ni razón alguna fuese de lo más corriente. Y ningún país del mundo ha movido un dedo de ninguno de sus diplomáticos para pedir cuentas a nadie. Eso me resulta muy curioso. Aunque me resulta mucho más curiosa otra cuestión. Si los americanos quieren quedarse en Afganistán otros diez años, por mí no hay inconveniente. A fin de cuentas, no puedo hacer nada para evitarlo. Pero, después de todo este embrollo, uno puede preguntarse: ¿qué siguen haciendo allí nuestros soldados?

(La foto está extraída de movilae.com)

1 comentario:

hermes trimegisto dijo...

No se retiraran ni de Afganistan ni de Pakistan ni de Irak ,les interesa esos paises por sus fronteras con Iran,todo esta pensado hace tiempo,la politica geoestrategica habita en un cajon secreto,solo siguen su dictado.