lunes, 12 de septiembre de 2011

11-S: Empezar de nuevo


El alcalde de New York dice que ha llegado la hora de pasar página, de dejar los atentados del 11-S y Bin Laden para la historia y que debemos empezar un nuevo ciclo. La idea no está mal, aunque me temo que no baste con una declaración de buenas intenciones. Porque aquel 11-S no solo supuso la destrucción de unos rascacielos emblemáticos y el inicio de dos guerras. Sentó las bases de lo que estamos viviendo.

Diez años después del ataque a las Torres Gemelas podemos hacer un pequeño balance. Bin Laden, cuyo objetivo era destruir el sistema occidental de vida, se gastó unos 500.000 dólares en la operación de la destrucción de las Torres Gemelas y el Pentágono. Pero su acción llegó mucho más allá, puesto que se declararon dos guerras (Afganistán e Irak) que, por el momento, han costado dos billones de dólares a los Estados Unidos. Dos billones, con B. Ignoro cuánto ha costado la movida a los demás países participantes, pero sospecho que no debe ser una cantidad despreciable. Hay 6.000 soldados yanquis muertos en combate, a los que habría que añadir los que han muerto tras ser heridos y transportados a hospitales, que deben ser muchos más. Y por si eso fuera poco, el enorme gasto de ambas guerras ha provocado la mayor crisis mundial de la historia, que aún estamos pagando y que tardaremos en quitarnos de encima. Es decir que Bin Laden, con su ataque a las Torres, efectivamente ha hecho que el sistema occidental se tambalee durante, al menos, diez años. ¿Aún hay quien cree que hemos ganado esa guerra imposible contra el terrorismo? En Pakistán, Afganistán, Irak y un montón de países hay más terrorismo que nunca. ¿La muerte de Bin Laden señala el fin de algo? En primer lugar falta saber si realmente está muerto, pero de una u otra forma, no: nada ha terminado. Los soldados occidentales siguen muriendo en las dos guerras declaradas por el descerebrado de George Bush y la situación social y política en aquellos países no ha mejorado lo más mínimo. La gente se pregunta qué hacen nuestros soldados en Afganistán. Será algo que nos preguntaremos en muchas ocasiones cuando hayan vuelto a casa. ¿Para qué hemos estado allí tantos años? Los talibanes siguen dominando la situación, los derechos humanos no existen, no se han levantado grandes hospitales ni las escuelas se han multiplicado. Todo está igual que hace diez años. Salvo en lo que toca a los muertos, claro está. En cuanto a Occidente, hay una crisis mundial, ya lo he dicho, que salpica a países que, en un principio, parecían paraísos celestiales.

Y esa crisis ha sacudido también a España como si fuera un castigo bíblico. Las ansias guerreras y demás cualidades de nuestro ex presidente, José María Aznar, nos han llevado a una situación límite, increíble hace unos años, aparte de generar el episodio terrorista más catastrófico de nuestra historia. Zapatero, por su parte, no ha sabido gestionar el desastre y, además, no lo ha podido hacer peor. Pero si alguien cree que Rajoy nos va a salvar del abismo cuando llegue a presidente, que vaya al psiquiatra. Rajoy no podrá hacer nada. En primer lugar, porque es un inútil. Y en segundo lugar, porque nadie tiene la fórmula mágica. Solo es cuestión de tiempo. De bastante tiempo, eso sí.

De un modo u otro, lo cierto es que Bin Laden montó un pollo formidable que dura ya diez años y aún tardará en solucionarse… si se soluciona. Los Estados Unidos de América han cedido mucho terreno a China, que se ha mantenido a una distancia prudente durante toda la crisis y, mientras tanto, no ha dejado de crecer. La más que probable ascensión de China a primera potencia mundial en un futuro cercano puede suponer, a no muy largo plazo, un nuevo orden mundial. ¿Qué diría Bin Laden de todo esto?

(La foto está extraída de latamhoy)

2 comentarios:

FJavier dijo...

Está usted en su derecho de mezclar en su blog hechos contrastados, suposiciones, opiniones y sentimientos en la proporción que considere oportuno. Así sin embargo, para los que le seguimos con devoción, se nos hace difícil encontrar el punto para un comentario que aporte algo útil.
Creo que el nombre propio de la violencia no es tan importante como la violencia misma. Es lógico que los agraviados depositen en el líder enemigo todo el protagonismo del mal y en su destrucción el principio de una redención. Pero este es un engaño tan burdo que dudo incluso que se lo crean ellos mismos.
Hay causas y consecuencias y no parece que los responsables de poner en marcha el mecanismo y de mantenerlo e implementarlo estén por la labor de rectificar sus errores. Cada vez es más difícil mantenerse a salvo de los otros, ya es casi imposible, salvo que queramos destruirlos o encadenarlos masivamente lo cual es a todas luces insostenible.
El cambio no admite demora, por el bien de todos. Y no depende solo de los políticos.
Saludos.

kybalion dijo...

"un comando taliban ataca la embajada de EEUU y la sede de la OTAN en Kabul"...eso diria Bin Laden ...Y seguimos la marcha...