lunes, 12 de noviembre de 2007

LA VIOLENCIA EN EL FÚTBOL NO ES VIOLENCIA

Fue una noche de hace dos inviernos en una cafetería oscura del Barrio judío. Una amiga y yo conversábamos de duelos y combates de otros tiempos cuando ella, que sabía de mi afición por el boxeo, me preguntó:

—¿Por qué dos hombres son capaces de subir a un ring y pelearse?

Expulsé el humo del cigarrillo, dejé la taza de café sobe la mesa y, mirándole a los ojos, le respondí:

—Porque son hombres.


No conozco un deporte más antiguo ni más próximo al hombre. Y me parece que apenas puede haber uno más noble. Le dije a mi amiga que a los amantes del boxeo nos desagrada el mazazo, la destrucción de uno de los púgiles mediante un solo golpe brutal, esa demostración de fuerza sin ningún estilo que desgraciadamente ha definido a boxeadores como Mike Tyson. Muy al contrario, sabemos que el KO es un accidente y que, como en muchas otras facetas de la vida, lo realmente bonito es la esgrima, los amagos, los golpes que buscan un hueco y encuentran un contragolpe, el toma y daca. En boxeo casi nunca hay golpes bajos. Los contendientes respetan las normas como pocos deportistas lo hacen. Y sin embargo…

En su edición de 1996, el Libro de Estilo de El País dice: El periódico no publica informaciones sobre la competición boxística, salvo las que den cuenta de accidentes sufridos por los púgiles o reflejen el sórdido mundo de esta actividad. La línea editorial del periódico es contraria al fomento del boxeo, y por ello renuncia a recoger noticias que puedan contribuir a su difusión.

¿Alguien recuerda más de cuatro ocasiones en que los periódicos hayan publicado la noticia de la muerte de algún boxeador o de una pelea mortal entre seguidores de los púgiles? Esta noche pasada ha habido mucho movimiento en Roma. A raíz de una pelea entre aficionados al fútbol, un policía ha matado de un tiro a un hombre de 26 años. Después ha habido enfrentamientos con los radicales en las calles que se han saldado con media decena de heridos, incendio ritual de automóviles e incluso destrozos en la sede del Comité Olímpico Italiano, cuya responsabilidad en los hechos se me hace incomprensible. Pero eso no es nada. El otro día leí que, sólo en Argentina, se cuentan ya más de doscientos muertos a causa del fútbol. El público aplaude cuando un jugador de su equipo hace trampas para provocar un penalti o cuando se lesiona el goleador del equipo contrario. Y, sin embargo, resulta que el mismo periódico, El País —que es el que yo leo cada día, por cierto—, dice lo que dice del boxeo y dedica varias páginas diarias al fútbol. Así nos luce el pelo. Porque a nadie se le ocurriría prohibir la información sobre el fútbol. Ni siquiera pensar en ello.

(La foto de arriba está extraída de elpais.com. Obsérvese lo que lleva en la mano el individuo de los pantalones cortos. Una escena semejante no se ha visto jamás entre el público de un combate de boxeo)

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Corrígeme si me equivoco César pero el futbol mueve más dinero que el boxeo no? será por eso que se relativizan las consecuencias nefastas de los fanáticos que lo secundan?
De todas maneras supongo que no es lo mismo pagar para ver cómo un tipo le destroza la cara a otro a base de puñetazos hasta dejarlo extenuado que asistir a un espectáculo, sin desearlo y sin haber pagado previamente para verlo, en el que alguien, o un montón de gente, es víctima de unos exaltados radicales.

César Galiano Royo dijo...

El boxeo no es exactamente un espectáculo al que va la gente para ver cómo un tío le destroza la cara al otro. Y de todas maneras, en lo que respecta a lo que digo, me daría igual si así fuese. Lo que denuncio es el doble rasero de siempre. Hace diez o doce años estuvieron a punto de prohibir los juegos de rol porque unos chavales mataron a otro a causa de seguir el guión de uno de ellos. Lo que planteo es la cara dura de los que querían prohibir eso, por ejemplo, y luego van al fútbol, que, por sí mismo, ha causado más muertes que todos los demás deportes juntos.
Y no soy un enemigo del fútbol. Simplemente no soy forofo de ningún equipo. Me gusta el espectáculo como tal y por eso he acudido a muchos campos de fútbol a ver partidos. Estoy seguro de que he ido a más campos de fútbol que los forofos de cualquier equipo. A mí me gusta el fútbol. A ellos sólo les gusta que gane su equipo. Pasa lo mismo con el boxeo: la gente va a ver un combate, no a desahogarse con el prójimo.

Anónimo dijo...

Absolutamente de acuerdo con lo del doble rasero.

Supongo que a las mujeres nos cuesta mucho ver esa parte lúdica que encontrais vosotros en el ejercicio de la fuerza bruta en alguna de sus manifestaciones.

Anónimo dijo...

"—¿Por qué dos hombres son capaces de subir a un ring y pelearse?"

El quid está en el ring. El ring es la civilización, las reglas que se pactan y se cumplen. El campo de batalla neutro, delimitado y con forma, en el que cabe lo que cabe y lo demás sobra. Los golpes en el boxeo son palabras, toscas, pero palabras. Tienen significado, el público las comprende. Hay mucho respeto.

El problema comienza cuando dos hombres se pelean fuera del ring, y uno de ellos tiene una navaja en la mano.

César Galiano Royo dijo...

Chapó, Moncheau.

Anónimo dijo...

Formidable tu explicación, Moncho. Y poética y acertada tu conclusión.
Estoy convencida como tú de que es mejor pelearse en el ring de forma civilizada que fuera de él salvajemente pero yo me sigo preguntando por qué los civilizados necesitais pelearos dentro del ring o ver cómo se pelea alguien.
Bueno, supongo que gracias a esa brava faceta de vuestro carácter, la humanidad ha sobrevivido en este medio hostil que es el mundo.