martes, 27 de noviembre de 2007

BARRIO SÉSAMO PARA ADULTOS


En el año 2000 fui a Estados Unidos para visitar a uno de mis hermanos, a quien no veía desde hacía años. Entre otras, las principales conclusiones sobre los norteamericanos a las que llegué son:

1.- Todos los tópicos que uno tiene antes de pisar suelo norteamericano se hacen realidad a medida que pasan los minutos.

2.- Son decadentes.

3.- Viven envueltos en una plácida ignorancia, no tienen capacidad de crítica, creen que están siempre enfermos y tal vez tengan razón. Pero su principal enfermedad no es la obesidad, sino la obsesión por vivir de un modo tan aséptico y pretendidamente seguro que uno ya no sabe si realmente viven o sólo transitan. No conversan sentados en el parque. No se relacionan. Ni siquiera se rozan.

Ayer leí una noticia de terror. El DVD recientemente publicado en EE. UU. de los gags de los conocidos Teleñecos el Monstruo de las Galletas, Coco, Gustavo y los demás lleva el sello de Prohibido a los menores de dieciocho años. Esta vez se han pasao. No suelo estar de acuerdo con el proteccionismo abusivo de algunos Estados con respecto a los ciudadanos de su país. Ese autoritarismo suele conllevar un recorte de libertades a las que no estoy dispuesto a renunciar así, tan fácil. Lo siento, soy europeo. Pero a veces claudico, digo que no hay más remedio y procuro pensar en otra cosa. Es lo que me sucede, por ejemplo, con la proliferación de cámaras de vigilancia que hay en las calles y que, de un modo u otro, atentan abiertamente contra la libertad y, sobre todo, contra el derecho a la intimidad. Ya son casi indispensables para mucha gente y, por lo tanto, no hay razón para darse uno de cabezazos porque seguirán ahí y, además, nadie podrá impedir que haya más cada día. Pero ya me jodió cuando le quitaron el cigarrillo a Lucky Luke, por ejemplo. En mi opinión, tal cosa no responde a un auténtico interés por el bienestar de la ciudadanía, sino a una obsesión, a una fobia. O sea que casi no vale la pena hablar de las sospechas que han surgido acerca de una supuesta homosexualidad de Epi y Blas, pongo por caso, como si eso fuera lo que uno piensa en cuanto ve a esos muñecos o como si eso, en el caso de ser verdad, fuese realmente grave. Sinceramente nunca he pensado que Epi y Blas puedan ser plumas; pero, si lo fueran, me importaría muy poco.

Bueno, pues por lo visto han acusado al Monstruo de las galletas de incentivar a los niños a comer dulces y a convertirse, el día de mañana, en obesos neuróticos. ¿No harían mejor los yanquis en practicar un poquito la crítica de sus costumbres alimenticias en lugar de culpar de sus problemas a unos muñecos de peluche? Parece ser que algún enfermo norteamericano ha dicho que la secuencia en que un hombre invitaba a un vaso de leche a una niña puede llevar a alguien a practicar la pederastia. Daniel Anderson, quien fue asesor del programa en el pasado, ha tenido que decir que No había ninguna agenda secreta tras el programa, como si Barrio Sésamo pudiera ser un arma oculta de Bin Laden. Están locos. Y lo peor de todo, parece que eso se contagia.

No sé si es a causa de tanto mirar a Estados Unidos en el pasado, pero los españoles tampoco estamos libres de culpa. Muchos de los cómics, películas, revistas y libros publicados durante la Transición serían hoy impublicables. ¿Alguien se atrevería en estos tiempos a estrenar un largometraje como Laberinto de Pasiones, por ejemplo, en el que se hablase festivamente del consumo de drogas? La Movida madrileña, con sus colores, sus modas, sus músicas y lo demás, jamás habría existido si hubiese esperado unos años para darse a conocer. Y, la verdad, los que tuvimos la suerte de vivirla, podemos decir bien alto que, durante aquellos años, nos lo pasamos de miedo.

(El dibujo de arriba está extraído de ideoflexia.com. Seguro que hay algún enfermo que ve una relación antinatural entre Heidi y la cabra)


9 comentarios:

Anónimo dijo...

No tenía ni idea de lo de Epi y Blas. Como duermen en camas separadas...
Entonces los dibujos japoneses no deben cruzar las fronteras de Estados Unidos, supongo.
Porque vaya tela los dibujitos de marras: viejos verdes, chicos que se transforman en chicas cuando se mojan, enanos cabezones de 2 años adictos al sexo que huelen las bragas de su profesora, niños que se ponen cachondos cuando su madre les baña... en fin el colmo de la perversión.

José Luis Galiano dijo...

—Exijo que se apruebe una ley por la cual Epi y Blas puedan casarse en el juzgado de peluchilandia, para tener los mismos derechos que los demas ciudadanos y, si lo desean, adoptar a la rana Gustavo… Exijo…un respeto por estas entrañables criaturas...

—¡¡Jose Luis!! ¡¡Jose Luis!!! —espeta Sonsolehgts elevando bastante el tono, a la vez que sacude enérgicamente a Zampaterohgt— . ¡¡Despierta!! Estás soñando otra vez...

Anónimo dijo...

jua jua jua

Anónimo dijo...

Que nos lo pasamos de miedo cuando lo de la movida no lo pongo en duda. A mí todavía me dura el tembleque.

Anónimo dijo...

A pesar de que actualmente voy en silla de ruedas y al pobre jolly lo tengo un poco apacardao, yo no he dejado de fumar. Cuando me llaman de los EhEh UhUh, mando a un doble. Te crees que soy tonto?

Anónimo dijo...

Triki sería incapaz!

Anónimo dijo...

No lo sabes pero te sigo de cerca lucky.

Anónimo dijo...

Kokouakomekiki??

Anónimo dijo...

Las cosas como son ,nos lo pasamos de miedo, algunos se pasaron tanto que hoy, ya no están, pero eso es como todo, no se si es culpa de alguien, simplemente pasó, se me hace dificil decir que la música que oía y sigo oyendo ya son un clásico, como led zeppelin o dire straits,pero a lo que vamos pobres epi y blas y que mentes tan enfermizas pueden pensar ese tipo de barbaridades enrevesadas.
Justamente he recuperado un monton de pelis de epi y blas y los teleñecos para que mi hijo disfrute viendolo.
taluego.
mike