sábado, 17 de julio de 2010

Zapatero y la prostitución


Sí, señor, una nueva medida que el gobierno español quiere poner en marcha. No somos nadie los españoles, cuando nos ponemos a hacer cosas útiles. Sobre todo, nuestro presidente Zapatero. En medio de una de las peores crisis económicas que ha sufrido este país en su historia, sólo se le ha ocurrido… prohibir los anuncios de prostitución en los periódicos. Toma ya. Se nota la mano del sabio.

Y luego hay quien se queja. Pero, ¿dónde habríamos ido a parar sin paridad en el gobierno, pongo por caso, o sin la asistencia de nuestro presidente como invitado de piedra a varias cumbres internacionales, sin el Ministerio de Igualdad, sin la Alianza de las Civilizaciones? Lo nuestro es la imagen, el maquillaje de algo aunque no se sepa qué, la foto, el escaparate.

Por otra parte, los anuncios –sean de prostitutas o de esquiladores de ovejas- suelen ser un medio de ganar dinero, tanto para los anunciantes como para los medios que insertan los anuncios. Es de cajón. Pero da igual, porque con la prohibición no vamos a conseguir nada, que es de lo que se trata. ¿O es que se pretende acabar así con la prostitución? ¿Cree Zapatero que los anunciantes no buscarán alguna otra fórmula, como la publicación de revistas gratuitas y dedicadas exclusivamente a los anuncios de sexo, por ejemplo? ¿O lo que quiere es evitar que los menores vean esos anuncios? No hay ningún niño que lea el periódico, al menos, en mi pueblo. Y en cuanto a los adultos, bueno, tampoco hay muchos.

O sea que nada: que siga la fiesta, que el país no sepa cómo salir del agujero, que los sindicatos convoquen cien millones de huelgas generales y que nuestros militares continúen en Afganistán hasta el fin de los tiempos y sin saber por qué; pero, sobre todo, que no se vea una teta en los periódicos. De eso, ni hablar. Vamos, como con Franco.

(La imagen está extraída de cprats.villena.org)

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