Ya decía yo que... Cuando empezó el Campeonato Mundial de fútbol, y en vista de las escasas posibilidades de triunfo que tenía la selección española, algunas empresas lanzaron una campaña como nunca se había visto: Si gana España, le devolvemos el dinero. Algo así. Y no se trataba de productos de limpieza o de un jamón, no, sino de automóviles, ordenadores y otros productos caros.
Empezó el campeonato y perdimos el primer partido. La verdad, parecía que no íbamos a llegar ni a octavos. Pero luego cambió el viento y, poco a poco, la selección fue colándose en la clasificación hasta que, tras un partido de infarto, se proclamó campeona del mundo.
Bueno, me dije; ahora las empresas que prometieron el oro y el moro tendrán que aflojar la mosca, ¿no? Pues no. Y es que, mira que somos capullos. Parece mentira que aún nos creamos las patrañas de los de siempre. Sin ir más lejos, Toshiba se niega a devolver el dinero de su promoción a los compradores que no se hayan dado de alta en su página web antes del 17 de junio. Pues claro. Lo ponía en la letra pequeña. En una letra muy pequeña, pero lo ponía. Y así, otras tantas empresas. O sea que digo yo que en adelante deberíamos leer exclusivamente la letra pequeña de los contratos y esas cosas, lo que apenas se ve ni con gafas de aumento. Lo demás ya lo sabemos.
(En la imagen, el empresario avaro y cutre de la serie de Los Simpson)
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