jueves, 13 de diciembre de 2007

LOS CRONISTAS DEPORTIVOS


He de confesar que los periódicos deportivos me fascinan. No porque me guste especialmente lo que dicen o cómo lo dicen, sino porque soy incapaz de leer más de dos líneas seguidas y eso no me sucede ni con la hoja parroquial. Hasta los documentos catastrales me parecen más atractivos.

El estilo de los cronistas deportivos es especialmente repugnante. Como tienen la costumbre de hablar hasta cuando no es necesario o, mejor dicho, hablan sobre todo cuando no es necesario, han tenido que inventar sinónimos de los términos que utilizan más a menudo para no repetir palabras. Si hablasen exclusivamente cuando deben hablar, no necesitarían sucedáneos ni circunloquios. Pero, no sé por qué, insisten en darle al pico durante todos los segundos y todos los minutos y todas las horas que dure el encuentro deportivo. Así, hablan del colegiado para referirse al árbitro, del cuero o el esférico cuando se refieren a la pelota el esférico, te cagas o, lo más alucinante, utilizan el nombre del mitológico Can Cervero para nombrar al vulgar portero de fútbol. Tremendo. No obstante, aún pueden darse más barbaridades, como la que se escucha habitualmente en TV3, la televisión de Cataluña, donde han traducido el término y en lugar de utilizar el bárbaro esférico, debido a esa obsesión que tienen en diferenciar el catalán del castellano, dicen… la esférica. Sí, es muy triste. Barbarismo sobre barbarismo. Pero todavía hay algo más triste.

Lo más triste es que en muchísimas ocasiones esos inventos no son más que alardes de vanidad. Me parece que los cronistas deportivos son conscientes de la escasa trascendencia de sus informaciones. Así como es habitual que un estudioso repase las hemerotecas para echar un vistazo a las informaciones políticas o sociales de años pasados, es casi imposible que a alguien le dé por leer las crónicas deportivas de hace quince o veinte años. La información deportiva es tan efímera como los propios resultados de los eventos deportivos y eso afecta gravemente al orgullo de los periodistas especializados, que se creen con derecho a dejar la huella para una posteridad que nunca va a tenerlos en cuenta. De ese modo es habitual que un cronista deportivo pretenda ser reconocido, por ejemplo, como el que siempre se refirió a «la pequeña» para hablar del «área pequeña» o como el que puso unos apodos tan caprichosos a determinados deportistas que sólo él llegó a utilizarlos. Sin embargo, en cuanto esos periodistas abandonan su tarea de informar de fútbol, nadie recuerda sus nombres.

Porque, además, si el estilo de los artículos es aberrante, el contenido es brutal. Sobre todo, cuando se incluye una entrevista a algún jugador de fútbol. Creo que, al empezar a dedicarse profesionalmente al deporte, a los futbolistas les entregan una libreta con todas las respuestas que pueden dar a los periodistas durante el resto de su carrera deportiva. Una libreta y no un libro, claro, porque no hay tantas respuestas: Hemos salido a ganar, Somos un equipo o Ante los alemanes no hay amistosos. El que se salga de lo establecido, a la calle. Y aún así, hay quien lee el periódico deportivo de principio a fin… ¡cada día! Sí, sí, así, como lo cuento. Lo he visto con estos ojos que se ha de tragar la tierra. Llega un tío a una cafetería, pide un café con leche y, como aquel que está haciendo algo normal, se traga toda la información del periódico de deportes que, amablemente, el bar pone a disposición de sus clientes. Y eso no me parece demasiado grave si la escena se produce en lunes o, si me apuran, incluso en martes. Los eventos deportivos suelen tener lugar los domingos y es casi comprensible que alguien quiera enterarse de los resultados al día siguiente. Pero siempre me ha perseguido una pregunta: ¿Con qué información pueden llenarse cincuenta páginas de un periódico de deportes los miércoles, jueves y viernes, si ya no hay nada que contar?

(La foto de arriba está extraída de tallerediciones.com)


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues mira, nunca en mi vida, y sabes que a mí también me encanta leer, (yo también me trago hasta la publicidad del Miró) nunca, me he leído ni una página de un periódico deportivo aunque los haya tenido a mano. Es curioso.
Pero voy a ojear uno a ver si me entero de cómo llenan esas 50 páginas los viernes, por ejemplo. Has conseguido que me pique la curiosidad.

Anónimo dijo...

Tranquilo César. La inventiva les sobra. Juan José castillo llegó a decir durante una retransmisión de un gran premio de fórmula 1 que el piloto: "ha ganado gracias a la inteligencia de su bólido". Y así vamos.

Anónimo dijo...

lo jodido es q los deportivos son los que tienen tiradas mas grandes (marca, sport, mundo deportivo, ...)
al final van a tener razón los q dicen q la mayoria no puede tener razon, para ejemplo un btoón:
800.000.000.000.000.000.000 de moscas no pueden equivocarse, ¡come mierda!
er jose