jueves, 18 de octubre de 2007

EUROGAMES 2008

El año que viene tendrá lugar en Barcelona la celebración de una especie de Juegos Olímpicos continentales para gays, lesbianas, bisexuales y transexuales. Se llaman Eurogames y, según he leído en la prensa, no va a ser la primera vez que se celebran.

La verdad es que, por una parte, me ha sorprendido leer semejante noticia y, por la otra, la historia me suena como algo muy oído, algo que me cansa de tanto ver que se repite, que me agota. No sé si estoy equivocado, pero siempre he creído que, en lo que respecta al deporte, la división entre hombres y mujeres se debe fundamentalmente a la diferencia de fuerza entre unos y otras. De ahí que nunca haya entendido que esa división exista en las competiciones de dardos, por ejemplo, donde la fuerza física no decide el resultado de la partida. Claro que tampoco estoy seguro de que el lanzamiento de dardos pueda ser calificado como un deporte. Y en cuanto a los deportistas que van a participar en los mencionados Eurogames, creo que tampoco deberían ser tenidos en cuenta como un colectivo aparte. He de reconocer que deportivamente no sé dónde cabrían los transexuales —aunque tampoco creo que haya muchos transexuales preparados para competir en unas Olimpiadas—, pero en lo referente a gays, bisexuales y lesbianas, pueden ser incluidos perfectamente en el mismo grupo que los heterosexuales. Sin embargo, la cuestión es otra.

En la España de los años treinta surgió un grupo anarquista y feminista que se llamó Mujeres Libres. Federica Montseny, la primera mujer que llegó a ser ministra en Europa y no sé si en el mundo —siendo, además, anarquista—, no comprendió las razones del nacimiento de dicho grupo. En su opinión, todas las reivindicaciones de Mujeres Libres estaban dentro del ideario anarquista y, por lo tanto, sobraba esa marginación. Pues bien. Con los participantes de los Eurogames parece que sucede lo mismo que con aquellas mujeres. ¿Quién les ha impedido su participación en los clásicos Juegos Olímpicos? ¿Alguien sabe de algún atleta que haya sido desclasificado, abucheado o simplemente despreciado por su orientación sexual? Los organizadores de la competición argumentan esas razones que digo que acaban por agotarme y que, desde mi punto de vista, también hacen que muchos otros se agoten. ¿Es necesario recordarlas? Me canso sólo pensando en ellas. Que si la homofobia, que si el desprecio encubierto, que si las burlas… En fin, lo de siempre. Y, claro, puestos a analizar fríamente la situación, el hecho de que unos individuos hayan decidido montarse las Olimpiadas por su cuenta sólo puede significar que no alcanzan el nivel de competición de los demás deportistas. Pero si además esos individuos pertenecen al colectivo gay, bisexual y lo que sea, es lógico que algunos piensen que sólo quieran hacer una fiesta de exhibición y mariconeo. No sé. Que cada cual haga lo que le dé la gana, por supuesto, pero que luego no me lloren con los lagrimones de los mártires y las víctimas profesionales.

1 comentario:

José Luis Galiano dijo...

Has estado sembrado. No se puede añadir ni una sola coma.