Recuerdo muy bien cuando, en noviembre de 1989, cayó el muro de Berlín. Aquello fue una fiesta. Todo el mundo se alegró un montón, se escribieron canciones, discursos y hasta tesis doctorales de la victoria de
Un país que levanta un muro en sus fronteras está diciendo a gritos que no quiere saber nada de nadie y que jamás dialogará para solucionar los problemas. Nadie puede hablar con un muro delante. Y aunque los muros se levanten por motivos diferentes, el fondo siempre es el mismo: la negación brutal del que hay al otro lado.
En Palestina hay otro muro. Se habla de él a menudo, pero la presión que ejerce Israel sobre la comunidad internacional ha evitado que los gobiernos europeos se atrevan a compararlo con el de Berlín. De hecho, son muros con finalidades diferentes. Si el de Berlín se levantó para que la gente no pudiera salir, el de Palestina se hizo para que no pudieran entrar. Sólo los árabes y los europeos de a pie se han posicionado al respecto, pero poco pueden hacer ante el gran aliado de los Estados Unidos. Hace unos días los palestinos reventaron el muro para poder comprar alimentos y otros artículos de primera necesidad. Ni siquiera en esta ocasión he escuchado una triste declaración institucional condenando la existencia del muro.
Y no acaba todo ahí, qué va. No sólo los Estados Unidos y sus aliados son capaces de negar el diálogo a sus vecinos de un modo tan explícito. También levantan muros otros países que, a su vez, se ven humillados por muros que les levantan a ellos. Voy a ver si me explico. Mientras Marruecos soporta la presencia de un muro español en sus fronteras con Ceuta y Melilla, levanta otro muro para frenar las aspiraciones del pueblo saharaui. Quizás por tratarse de un asunto exclusivamente africano, muy poca gente en Europa sabe de la existencia de este último. En Estados Unidos supongo que nadie.
¿Nos queda alguno? Sí, claro. Estoy convencido de que en el mundo hay más muros y no los conozco. Y también podría hablar del muro que construyeron los yanquis para separar la prisión de Guantánamo del resto del mundo, claro. Pero correría el riesgo de que me acusaran de no ser demócrata.
5 comentarios:
Una auténtica vergüenza, todos ellos. Duele sólo con verlos. No lo entiendo.
Eh, tíos (y tías)!!
Ya tengo una "identidad" oficial !!
Ya no tengo que comentar como anónimo!!
que sí, que sí, ...
es una vergüenza.
los flipaos que dirigen algunos países la lían que no veas.
así nos va.
qué triste!
Enhorabuena por tu nueva identidad oficial Jose.
gracias mar.
qué tal?
todo bien?
Si todo bien. Contenta de "oirte" por aquí, Jose.
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