lunes, 28 de enero de 2008

VUELVEN LOS PATRIOTAS


Sólo quien nada vale por sí mismo puede creer que hay mérito en haber nacido en determinado lugar o bajo determinada bandera.

Fernando Savater, Contra las Patrias


Vuelven las elecciones generales y, con ellas, vuelven también los salvadores de almas, de mundos y, sobre todo, de patrias. En estos tiempos que corren, quizás estos últimos sean los más ridículos. Con toda razón dice Fernando Savater, en el libro referenciado al principio, que ninguna comunidad humana es ni ha sido nunca natural: tan convencional (es decir, inventada por unos, pactada con otros e impuesta y defendida frente a los demás) es España como Catalunya o Euskadi.

Sería muy difícil resumir los motivos que tengo en contra de un modo de entender el mundo que, junto a la religión, ha sido el causante de casi todas las guerras de la historia. Y a veces religión y patriotismo se confunden. Es en esos momentos cuando las atrocidades llegan tan lejos que ya ni tienen nombre. Sin embargo, todavía hay quien defiende lo patriótico frente a lo social, lo necesario o lo humano. El eslogan de campaña del partido nacionalista por excelencia de Cataluña, CIU, dice textualmente: Respetarán Cataluña, en plan apocalíptico y belicista. Curiosamente, los de CIU llamarían fascistas a quienes tuvieran un eslogan que dijera: Respetarán España.

Es chocante que, para sobrevivir, los patriotas necesiten a otros patriotas enfrentados a ellos. ¿Qué harían los patriotas vascos o catalanes si no pudieran cargar las culpas sobre los patriotas españoles? Y, por supuesto, a la inversa: ¿Dónde habrían ido a parar los patriotas españoles en el caso de no poder culpar de todo a los patriotas vascos o catalanes? Es como un juego entre tahúres con la gente en medio. Los patriotas de uno y otro signo se lamentan de sus desgracias, se atacan, se vapulean verbalmente y luego se van todos juntos a tomar café. Mientras tanto, muchos compatriotas del montón creen realmente que lo suyo es lo mejor y que los otros han nacido para fastidiarles, se obcecan, se obsesionan y pueden llegar a las manos o a algo peor por una cuestión de banderas.

Respetarán Cataluña. El viejo truco. Cuando no hay argumentos, cuando las razones no existen, se recurre al patriotismo más feroz, al que toca la fibra de la pretendida dignidad nacional, al que une a la gente en virtud de un concepto tan sumamente elevado como es… haber nacido cerca unos de otros. Todos los patriotas han recurrido al viejo truco. Para conservar el poder y la ficción que les mantiene en él prefieren ignorar que, por muchas mentiras que digan, sólo existen dos patrias. Una es el pueblo, la calle o el barrio donde uno ha crecido. La otra es el mundo.


(El chiste de arriba es de El Roto)

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Me has desconcertado, César.

Me he quedado extasiada leyendo tu artículo. Es un ejercicio de tolerancia, aceptación y desapego fantástico (además está bien escrito como siempre) pero cuando he llegado al final, las dos últimas y cortas frases no me han cuadrado con todo el texto anterior.
Una persona que piensa como el que ha escrito el artículo solo puede tener una patria: el mundo.

Su barrio lo puede llevar en el corazón o no (dependiendo de las experiencias que haya tenido esa persona durante su crecimiento) pero no puede ser "una patria", sino estamos en lo mismo.

El barrio del Carod es Catalunya porque él es un poco más ambicioso que tú y no se conforma solo con un barrio.

(se que después de leer esto te van a entrar ganas de echarme a los leones) je, je.

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...

Yo no tengo patria. El mundo es demasiado grande, hay demasiada gente, y algunos me caen muy mal. Y muchos de estos últimos son de mi propio barrio.

Yo estoy cerca de unos pocos, y he nacido, como los de Bilbao, donde me ha dado la gana, así que podría haber nacido en algún otro lugar si hubiera querido.

Mi patria, si acaso, son mis dos piernas y mis alitas. Con las primeras voy adonde se me antoja, y con las segundas vuelvo volando.

Una vez volé en sueños. Era un dinosaurio gigante, tipo brontosaurius, y llevaba una capa de superman: era Super-Dino. Volaba por las calles de La Coruña, que era Metrópolis al mismo tiempo, y me sentaba en las cornisas para sentir el aire fresco y mirar a las estrellas. Recuerdo que era de noche, y que al intentar sentarme por primera vez no me di cuenta de que mi cola era enorme y tropezaba, así que tuve que levantarme otra vez, recoger delicadamente mi prominente apéndice, retirándolo hacia la derecha, y volver a sentarme. Mis piernas de dinosaurio colgaban por la fachada y me divertía balanceándolas un poquito, como un niño en un banco que no llega al suelo. Era completamente feliz.

¿Cuál es tu patria, César?

Anónimo dijo...

Moncho, te has tomado algo? o eres así de manera natural?

Me encanta.

Anónimo dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=fhL5T1CGDsg

"Yo quiero ver LA bandera"... a cual se refiere Fernandito?