martes, 22 de enero de 2008

EL OTRO FINAL DE LAS NOTICIAS


En los años 70 apareció un cómic titulado Las aventuras del Gran Visir Iznogud, con guión de Goscinny y dibujos de Tabary. El argumento siempre giraba en torno a lo mismo: el malvado Gran Visir Iznogud pretendía a toda costa eliminar al buenazo del Califa para ocupar su puesto. Y en cuanto a los finales, tras un desarrollo de unas ocho o diez páginas de maquinaciones malvadas de Iznogud para cargarse al Califa, también tenían siempre el mismo aire: el Gran Visir Iznogud caía en su propia trampa y acababa en manos de los piratas que había contratado para secuestrar al Califa, por ejemplo, o convertido en mendigo o en esclavo a causa de algún revés sufrido por su propia estrategia. El cómic tuvo mucho éxito. Tanto, que los lectores se dirigieron a los autores para plantearles una petición: querían saber qué sucedía después del final de cada historia, qué se había hecho del Gran Visir en manos de los piratas o una vez convertido en mendigo o en esclavo. Goscinny y Tabary no tuvieron más remedio que publicar un álbum de remates de los finales: dos páginas para contar qué había pasado tras el final de cada historieta anterior.

Todo esto viene a cuento por algo, claro, aunque al principio parezca lo contrario. Y es que de vez en cuando los medios informativos nos abruman con alguna noticia. Nos informan sobre ella de un modo obsesivo, nos machacan, nos inundan cada día con más de lo mismo y, desde luego, consiguen que estemos una temporada pensando casi exclusivamente en ese único tema. Pero luego, una vez resuelto el nudo del asunto o aplastada la cuestión por el peso de otra noticia, olvidan la de antes y, por lo general, no volvemos a saber jamás de ella. Luego vuelve a suceder lo mismo con la nueva noticia y empieza el ciclo otra vez.

Mi planteamiento es el siguiente. Igual que sucedió con ese álbum de remates de los finales del Gran Visir Iznogud, ¿por qué no se ocupa alguien de recuperar esas noticias perdidas y darnos detalles de lo sucedido desde que les perdimos la pista? O, dicho de otro modo: ¿Qué ha sucedido con el centenar largo de niños negros que pretendía secuestrar El Arca de Zoé? ¿Han vuelto con sus familias? ¿Recibieron la ayuda que alguien prometió para darles una escuela? ¿Y qué se ha hecho de aquel muchacho racista que agredió a una chica inmigrante en un tren catalán? ¿Los Latin Kings cumplieron su amenaza y han ido a por él o sigue viviendo plácidamente en su pueblo? ¿Y el Partido Popular? ¿Insiste en que el atentado del 11-M fue perpetrado por la ETA o ha entrado en razón? Hace tiempo que no se sabe nada de todo esto. Como en el álbum de Iznogud, no se trata de crear una nueva línea que hable de nuevo y sin descanso de cada noticia, sino de dedicarle una par de páginas, una pincelada que nos ayude a enterarnos de cómo han acabado esos asuntos de los que nos hablaron tanto y que un buen día olvidaron.


(En la imagen, el Gran Visir Iznogud, guionizado por Goscinny y dibujado por Tabary)

5 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Quiero ser Califa en lugar del Califa! Me encantaban el ruin de Iznogud y el tontorrón del Califa.
Yo también quisiera saber de los niños del Arca de Zoe.
No creo que nadie te haga caso, César, porque las noticias nunca son inocentes. Su objetivo, hoy en día, no es informar sino influir.
Chaito.

Anónimo dijo...

¿Nunca te has fijado detenidamente en el nombre de Iznogud? Dilo en inglés: iz-no-gud. O sea: no-es-bueno.

Anónimo dijo...

Querido César:
Hace más o memos 15 años, te comenté sobre la necesidad de que los cronistas y articulistas tuvieran memoria.

Esa labor se delega inconscientemente en las hemerotecas de los periódicos. Nada que objetar sino fuera porque periódicos libres no existen. Tendenciosos..? Todos.

Una simple comparación entre en donde dije Digo, digo lo que digo y como no te acuerdas digo lo que me sale... Diego... nos lo pone claro.

Pensaba que te estabas encarcando de esa memoria... Dios, ¿Cómo, no lo has recopilado..?

Estamos perdido, Sacreblú.

Anónimo dijo...

Me parece una muy buena reivindicación César. Mi padre y el de Fernández, que casualmente era el mismo, siempre se quejaba de eso.

Yo creo que el objetivo de los periódicos, aparte de influir no informando como muy bien ha dicho Moncho, es vender ejemplares y desgraciadamente la impaciente población actual, necesita que le cambien el rollo constantemente porque se aburre; quiere carne fresca y no lo que ha sobrado del plato de ayer una y otra vez hasta que se acabe el puchero.

Propongo que montemos un periódico y que solo informemos de esas noticias olvidadas, haciendo una labor de investigación.
A lo mejor nos forramos.

Anónimo dijo...

HOmbre, por supuesto, son noticia las MALAS noticias.

No veréis un titular en primera página sobre la excelente salud de los españoles, ni sobre la estupenda marcha de la economía, o elogiando que las bolsas suban de manera estable, ni explicando el fin maravilloso de una lamentable tragedia.

Sólo sale algo en letras enoOormes cuando va realmente mal. ¡¡Eso sí que vende!! Convertidos en simples mercaderes, (aunque teñidos de rojo o azul) la cosa va como va.

Los medios en España son más bien polemistas, teatreros y además, frecuentemente no tienen ni pajolera idea de lo que hablan. Transcriben las noticias prácticamente tal cual se las pasan (errores incluidos) y ¡Ni te digo lo que pueden recordar de lo que contaron la semana pasada!