viernes, 13 de abril de 2012

El baile de los caciques de Oriente Medio


El absurdo roza el límite. Quien critique al Estado de Israel puede ser acusado de antisemitismo y prohibírsele la entrada en el país como persona non grata. Algo así se desprende del reciente Enlacecomentario que el ministro de Interior israelí, El Yishai, ha hecho refiriéndose a un poema del premio Nobel de Literatura, el alemán Günter Grass, en el que el escritor asegura que el arsenal nuclear de Israel es un peligro para la paz mundial. Los defensores del ministro dicen que Günter Grass vistió el uniforme de las SS en su adolescencia a modo de muestra de su manera de pensar, pero yo también quise ser torero de pequeño y ahora no me pondría un traje de luces ni a patadas en los dientes que me quedan.

Es curioso, además, que haya sido Israel el primero en utilizar la fórmula: el avance de la tecnología nuclear en Irán es un problema para el mundo, viene diciendo desde hace tiempo. Y es posible que lo sea. Pero recordemos que Israel está enfrentado a TODOS sus vecinos, y que un país así no genera mucha credibilidad. ¿Lo dicho anteriormente sobre el antisemitismo y Günter Grass es excepcional? No. Tampoco se le permitió la entrada en el país a Noam Chomsky hace dos años por pretender dar una conferencia en la Universidad palestina de Bir Zeit. Paradójicamente, Israel encabeza la lista de países más intolerantes del mundo, eso que en apariencia pretende combatir. Mientras nadie puede ni siquiera criticarle, Israel se permite el lujo de asfixiar a los que por naturaleza son sus vecinos más próximos.

Israel no preguntará a nadie si decide atacar a Irán. Sabe que los Estados Unidos de América le respaldarán sin hacer preguntas y que Europa respaldará a los Estados Unidos.

Del mismo modo, muy cerca de Israel, Siria hace lo que le viene en gana al margen de la opinión de las potencias occidentales o de las críticas de organizaciones como la ONU. Durante los meses que el gobierno de Siria lleva masacrando a parte de su población, es él, y no la ONU ni cualquier otra institución internacional, quien ha marcado el calendario y ha llevado la voz cantante. Y la cosa sigue.

(Fotografía extraída de viajablog)

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