domingo, 7 de septiembre de 2008

El ABORTO, otra vez


Como cada cierto tiempo, de nuevo emerge ese asunto que parece tan novedoso y que, sin embargo, ya tenían regulado los romanos del Imperio. O al menos tolerado. Se trata de uno de esos curiosos temas en los que el poder religioso se cree con derecho a inmiscuirse en la vida política. O sea, como si hubiésemos vuelto a la Edad Media. Los mismos que se quejan de la inexistencia de la separación de poderes en los países musulmanes se convierten, de golpe y porrazo, en acérrimos defensores de un Estado teocrático o poco menos. Los mismos crédulos con distintos dioses. ¿O no era así? Bueno, la verdad es que, según cómo se mire, hasta tiene gracia.

Los lectores habituales de este blog saben que no me cae especialmente bien la ministra de DESigualdad ni su propio ministerio, que me parece un artificio que, más que unir, desune y que, de hecho, no sirve ni para llenar el escaparate. Pues bien. Lo cierto es que la tal Aído sigue sin caerme bien, y que su anuncio de una nueva ley del aborto para el siglo que viene me parece más hueco que la cabeza de Fraga Iribarne, que últimamente ha dicho, refiriéndose a la Ley de Memoria Histórica, que del otro lado hubo muchas más barrabasadas. ¡Vaya, hombre, qué mala suerte! Nunca se le entiende una palabra de lo que dice y, para una vez que se le entiende, mejor habría sido que no se le hubiese entendido. El caso es que, ante el anuncio de la nueva ley, los obesos purpurados del Vaticano se han rasgado las vestiduras y han propuesto esas conversaciones con el gobierno que en tantas ocasiones le han negado, las asociaciones pro-vida (que no pro-dignidad) están que trinan, los del PP se tiran de los pelos, los periódicos digitales de ultraderecha hablan de asesinatos amparados por la ley y cada cual dice lo que se le pone en los cojones sin tener en cuenta un pequeño detalle que, al parecer, ha pasado desapercibido a casi todo el mundo. ¿Que cuál es ese detalle? Ah, una pequeñez sin importancia. Y es que, si bien es cierto que la ministra ha anunciado esa nueva ley del aborto para un futuro más o menos cercano o lejano que lo mismo da, también es cierto que no ha dicho absolutamente nada de su contenido. Nada de nada. Solo ha dicho que habrá una nueva ley. Pero los de siempre opinan que hay que estar en contra, claro que sí. Cuestión de inteligencia.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Siempre me he preguntado de dónde vendrá esa manía de oponerse de manera sistemática e "irrazonable" al aborto.
Supongo que el origen puede estar en la creencia de la salvación de las almas que predica la Santa Madre Iglesia, pero si es que eso no está ni probado! Si ni siquiera sabemos si tenemos un alma y mucho menos que sea inmortal.
Y lo que sí está más que probado es el hecho de que, una adolescente (por ejemplo) que se ha quedado embarazada de un crápula (pongamos por caso) al que casi ni conoce, no está preparada para tener un bebé. Pero lo peor de todo, es que el bebé no está preparado para tener una mamá adolescente y un padre crápula que estaba colocado cierta noche y se olvidó de ponerse la gomita.

En fin, creo que hoy voy de diarrea mental total.

Baró de la Tara dijo...

Gran exemple el de la Mar.
També m'agradaria fer veure que al món ja som massa gent. Molta més de la que un planeta sobre-explotat com el nostre pot aguantar. Llavors, cal portar més gent, amb un risc d'infelicitat degut a l'entorn familiar mol més alt que el de un nen volgut, a aquesta esfera abonyegada en la que vivim?