Los cajones secretos

El REY BORIS I de ANDORRA

Hace unos días me enteré de un episodio histórico que está a la altura del período de las grandes migraciones, de las dos Guerras Mundiales y de los demás acontecimientos de relevancia universal. Se trata de la proclamación del Reino de Andorra. ¿Cómo? ¿Que Andorra solo es un principado? Bueno, ahora sí, pero hubo un Rey que gobernó ese país durante un tiempo. Seis días, para ser exactos.

En julio de 1934, un ciudadano ruso llamado Boris de Skossyreff llegó a Andorra con la pretensión de proclamarse Rey. La verdad es que no le costó mucho. Andorra era, por aquel entonces, un territorio compuesto por unas montañas que utilizaban las vacas para comer hierba. Nadie lo había convertido todavía en un paraíso fiscal ni los pijos iban a esquiar los fines de semana. O sea que, mediante unas cuantas promesas de progreso y de modernidad, el tal Boris se metió al Consell General en el bolsillo. El ocho de julio se coronó como Rey de Andorra y Lugarteniente del Rey de Francia, redactó una Constitución y decretó la libertad religiosa, política y de imprenta. A los franceses les dio igual. Pero el Obispo de la Seu d’Urgell, que al parecer no era partidario de las libertades y mucho menos de que le robasen lo que era de su propiedad o poco menos, montó en cólera y decidió actuar por la fuerza para recuperar lo suyo. De modo que, con la ayuda de cuatro guardias civiles y un sargento, dio la vuelta a la tortilla. Boris I fue destronado el 14 de julio del mismo año y, ante el mutismo de súbditos y partidarios, que no hicieron nada para impedirlo, fue acompañado a la frontera y puesto a disposición de la justicia de Barcelona. Toma ya. Después de saber esto, me río de la caída del Imperio Romano.

(La foto de Boris I y la información está extraída, fundamentalmente, de andorraantiga)