Las campañas publicitarias por teléfono

Últimamente están volviendo a acosarme los agentes publicitarios de la mayor compañía telefónica de España, cuyo nombre omitiré aunque creo que con lo dicho está clara su identidad. Lo hacen por teléfono, y no dudan en llamar a cualquier hora. Al principio, hace ya años, les seguía un poco el rollo por aquello de la educación y al final les decía que no me interesaba su oferta. Pero poco a poco ellos mismos me enseñaron a tratarles. Hoy en día no les tengo ningún respeto. Y lo que es peor: ya no tengo ningún respeto a nadie que llame por teléfono para venderme algo, sea de una compañía telefónica o de cualquier otra cosa. Con su insistencia incansable y absurda, con sus llamadas a la hora de comer para pillarme en casa, con sus mentiras evidentes, han dinamitado su propio medio.

Recuerdo que, cuando ya habían conseguido que se me subiera la mosca a la cabeza, iniciaron una nueva campaña. Un día cualquiera y a cualquier hora, sonó el teléfono.

—Buenos días, le llamo de…

—Gracias pero no me interesa ninguna oferta telefónica —respondí antes de que prosiguiera—. Me gusta hablar cara a cara.

—Por supuesto, caballero, pero lo que yo quiero ofrecerle…

—Le he dicho que no, muchas gracias. Además, estoy cenando.

—Claro, claro. ¿Sabía usted que puede beneficiarse de…?

Le colgué. Al cabo de treinta segundos volvió a sonar el teléfono. La misma voz de antes me dijo:

—¡Es usted un maleducado! ¿Cómo se atreve a colgar mientras le estoy hablando?

—Haga el favor de dejarme en paz. No quiero comprar nada y mucho menos discutir con usted.

—¡Yo estoy trabajando! —dijo en un tono que no admitía réplica.

—¿Y qué? —le respondí, muy tranquilo—. El verdugo también trabaja en algunos países y su labor no tiene nada de respetable.

Y volví a colgar.

Al día siguiente llamó otro agente.

(La imagen está extraída de despilfarro.com)