miércoles, 3 de febrero de 2010

Yo, el radical

El otro día, tras exponer mis ideas más moderadas en una conversación, un funcionario me llamó radical. Así, como suena. Lo cierto es que me indigné. Yo no voy por ahí con un lanzapepinos ni cosa parecida. Sólo hablo. ¿Con qué derecho me insultaba ese individuo apocado y gris? Le solté lo siguiente:

“Mira, tío. Mi generación ha sido vapuleada desde su aparición en este mundo y hasta la fecha no han dejado de darle palos. Observa. Para empezar fuimos educados por los curas franquistas. En los colegios se repartía leña a diario y las chicas, que iban a otros colegios, estaban más lejos de nosotros que los marcianos. Pero por suerte el régimen franquista estaba en las últimas. Veíamos la democracia como una especie de paraíso que tenía que llegar, y entonces el sistema nos dio gato por liebre y, en cuanto murió Franco, nos mandó a todos al paro. ¡Viva! ¡Bien! Nos engañaron como a chinos. Muy poco después, las drogas nos diezmaron. No obstante, los que pudimos evitarlas o superar la adicción supusimos que no podía pasar nada más y que por fin íbamos a estabilizar nuestras vidas. ¿Eso creíamos? Y un huevo. El SIDA se encargó de hacernos volver a la realidad. Luego apareció la informática y nos dejó fuera de juego. Algunos aprendimos. Otros no. Tanto unos como otros hemos tenido que trabajar en mil empleos por culpa de las políticas laborales de los sucesivos gobiernos. Apenas hemos tenido hijos a causa de los sueldos raquíticos que nos han dado. Y en cuanto a hoy, las hipotecas están arruinando a casi todo quisque y, por si fuese poco, Zapatero dice que hay que currar hasta los 67 años y que habrá que cotizar un par de años más para poder cobrar una pensión que nunca nos pagarán por falta de trabajadores. Para colmo, Juan Pablo II excomulgó automáticamente a todo aquel que tuviera relaciones sexuales fuera del matrimonio y, por lo tanto, iremos todos al infierno. De modo que no sé qué estará pensando usted, pero en lo que a mí respecta, al próximo que me llame radical le parto la cara”.

11 comentarios:

Gatopardo dijo...

Si en vez de dejarte comer el tarro por quienes desvirtúan el significado de las palabras, y te pararas a pensar por ti mismo, sabrías que "radical" es quien va a la raíz de las cosas, y busca los argumentos y las razones sin hojas ni cáscaras.

Como eso es peligrosísimo para el sistema que sólo quiere borregos, se le empezó a llamar radical a los gamberros que vuelcan e incendian contenedores, y no contentos, a los que tiran de pistola.

Así es que, majete, espero que actúes de manera radical y tires de diccionario -y de hemeroteca- antes de decir lo que significa el adjetivo "radical".

Lo que te debería dar grima es que te llamaran sinsorgo, superficial, más blando que un sofá, jonjobero, excelente interlocutor para hacer la digestión sin sobresaltos. etc.

Eso sí que es grave.

Un abrazo

Gatopardo dijo...

Perdón, quise decir jonjabero.
Vale.

César dijo...

Gatopardo, he aquí dos acepciones del Diccionario de la RAE al respecto:

3. adj. Partidario de reformas extremas, especialmente en sentido democrático. U. t. c. s.

4. adj. Extremoso, tajante, intransigente.

moncho dijo...

En el diccionario de Moncho...
Radical: muletilla que emplea el borrego cuando presiente que para responder a lo que se le expone tuviere que gastar una neurona. Palabra especialmente querida de funcionarios, teleadictos, futboleros, frikis y demás burócratas. Se desactiva fácilmente mediante el antídoto-respuesta conocido por mediocre.

Abrazos

Gatopardo dijo...

¡Vaya un pijo! ¿Tú has visto la recua de acémilas del tipo Juan Luis Cebrián, encabezadas por García de la Concha, que suelen recalar en la RAE?

En el Diccionario de 1803, http://buscon.rae.es/ntlle/SrvltGUIMenuNtlle?cmd=Lema&sec=1.0.0.0.0. por ejemplo:
RADICAL: adj.: Lo que toca , o pertenece a la
raíz o es propio de ella. Fundamental, o principal en su
línea.
RADICALMENTE, adv, m. De raíz , fundamentalmente y con solidez.

Pero, claro, ahí no había un Partido Radical, ni radicales empeñados en ir a la raíz de los problemas, y no había que cargar la palabra con connotaciones perversas, para gustarle a los que mandan.

Sin embargo, en Francia, donde los intelectuales asumieron el significado y la etimología del latín, hoy en día, en su diccionario:
radical, radicale, radicaux
adjectif
(latin médiéval radicalis, du latin classique radix, -icis, racine)

* Qui appartient à la nature profonde, à l'essence d'un être ou d'une chose : Vice radical d'une constitution.
* Qui présente un caractère absolu, total ou définitif : Une transformation radicale des institutions.
* Se dit d'un genre d'action ou de moyen très énergique, très efficace, dont on use pour combattre quelque chose : Une action radicale contre la fraude.
* Qui appartient à la racine d'une plante.
* Qui appartient au radical ou à la racine d'un mot.

(Si no sabes francés te lo traduzco)

Si los intelectuales españoles han sido capaces de traicionar la etimología y el significado de las palabras, ¿qué integridad moral, ética e intelectual se les puede presuponer?

Lo peor es que contaminan nuestra lengua.

moncho dijo...

Yo estoy con el gato en una cosa: la acepción 4 me parece una gilipollez, aunque supongo que si la recoge la RAE será que hay quien la usa. Entiendo que te molestases, porque te conozco y sé que no eres nada intransigente. Pero me sigue pareciendo una perversión de una palabra que por otra parte me parece bien bonita. Ser radical es la aspiración legítima de cualquier filósofo.

Gatopardo dijo...

Moncho, no me des la razón que se acaba la discusión, y eso no tiene gracia.

Yo me acuerdo cuando la profesora de Formación del Espíritu Nacional, de la Sección Femenina, me insultaba llamándome "existencialista"... Ahora insultan llamando "radical".
Ni antes ni ahora saben lo que dicen.

César dijo...

Gato:

Tienes que explicarme tu último comentario. ¿Qué hacía una "miembra" de la sección femenina dándote clases? No me cuadra. A menos que seas una mujer, claro, pero no lo eres (se nota en tu estilo al escribir y, de hecho, creo que sé quién eres).

Barney Stinson dijo...

Muy bien, neng:

Pero no te preocupes. Con un poco de suerte desarmaran al único juez que ha tenido los "huevos" (tambien alguien le llamo así) de limpiar la memoria de algunos miles de Españoles. La transición fue modelica (para algunos) pero no se pudo tocar a todos los franquistas de pro. Se pasó de largo sin ofender y a tragar. Y ahora que alguien recuerda las heridas (que nunca se cerraron, como hubiera sido justo)... casí se la juega (acusado por una extrema derecha que quisiera que todo fuera como era).
Silvio Rodriguez , cantaba "Vivo en un Pais Libre, cual solamente puede ser libre. En esta tierra, en este instante. Y solo feliz, porque soy gigante".
Ojala tubieramos aquí más gigantes... y menos COBARDES.
Un beso, Cesar

LLuis

MIGUEL ANGEL DÍAZ DE QUIJANO SANCHEZ dijo...

Cesar , este es el Cesar que me gusta.
Cuanta razón tienes tio.

Gatopardo, alias l'agüela dijo...

¿Que yo no soy una mujer? ¡Eso no me lo dices tú a mí en la cama!

¿Y lo has deducido por lo que escribo?

¿Qué pasa? ¿Que en mis relatos no hablo de mi apasionante vida interior, el sufrimiento que me produce la incomprensión y la crueldad de los hombres, ni me explayo en demostrar mi exquisita sensibilidad femenina?

Eso es porque soy una privilegiada que me he encontrado con que mis enemigos y mis aliados son los mismos que los de cualquier hombre en mis características: soy pobre y borde, y tengo la puñetera manía de no dejar de serlo.

¡Vamos que no soy una mujer!