miércoles, 9 de julio de 2008

Un CASO de VIOLENCIA de GÉNERO


Mi amigo Salvador Sáinz ha incluido un relato en su blog. Parece una carta al director de un periódico, pero no puedo asegurarlo porque no hay indicación al respecto. Sólo unas siglas a modo de firma y ya está. Supongo que es cierto lo que dice el texto, aunque, si no lo fuera, bien podría serlo. Lo reproduzco íntegramente.


En junio de 2006, temblando tras ser abofeteado y zarandeado, y soportar una avalancha de gritos e insultos delante de mi hijo de 7 años, me encontré en la calle. Acababa de huir de una situación insostenible: era el último episodio de una larga serie de vejaciones y agresiones por parte de mi pareja. Me marché ante la imposibilidad de dialogar con ella, que estaba completamente fuera de sí, y para ahorrar a mis hijos el tener que soportar aquella situación de extrema violencia, que ya habían presenciado en otras ocasiones. Era un viernes por la tarde. Llamé al 010 para pedir ayuda, y tras casi media hora al teléfono con este servicio, mi interlocutora y yo llegamos a la conclusión de que no existía organización, instancia o asociación alguna, ni casas de acogida -nada de nada- adonde podía acudir un hombre maltratado en busca de ayuda. La única sugerencia fue que pusiera una denuncia y me esperara “a que se le pasara”, aunque fue medio en broma porque “ya sabemos que no servirá de nada”. Lo hice: me aguanté y regresé, más que nada porque no tenía adónde recurrir. No le puse ninguna denuncia. Pero la decisión ya estaba tomada: sólo hacía falta reunir un poco de dinero para no tener que dormir debajo de un puente y esperar una nueva explosión, que sabía que no tardaría en llegar. Varios meses después, en febrero de 2007, la situación volvió a estallar, con gritos e insultos delante de mis dos hijos, lanzamiento de objetos, etc. Decidí no aguantar más tras este enésimo episodio violento y me marché de casa, poniendo fin a 11 años de matrimonio. Cuál fue mi estupor cuando al cabo de diez días se presentaron dos Mossos d’Esquadra en mi nuevo domicilio y me llevaron detenido al calabozo de Les Corts, donde pasé 24 horas en una celda cochambrosa antes de poder declarar ante la juez. Tras varias horas detenido, por fin supe de qué me acusaban: mi ex esposa me había denunciado -a “toro pasado”- por violencia doméstica, citando dos episodios que supuestamente habían ocurrido meses antes. Mientras tanto, los Mossos intentaron sacarme una declaración con alevosía, es decir, sin avisarme del derecho a que me asistiera un abogado en todo momento. Esta bonita experiencia ocurrió el Día de San Valentín. Como para guardar un buen recuerdo de tan señalada fecha…

Según el auto de la juez, la denuncia fue “sesgada e interesada”, incurriendo en múltiples contradicciones, y “poco creíble”. No obstante, un año después de la denuncia tendenciosa y falsa, sigo en el registro de maltratadores y sigo sin poder ver con normalidad a mis hijos (inciso: esto lo escribí hace un par de meses, y en el interín la jueza ha sobreseído el caso y mandado que borren mis datos de la “ficha” abierta).

Y desde luego, nadie podrá borrar de mi mente la experiencia de verme despojado hasta de mi reloj y de los cordones de mis zapatos, de tener que pasar la noche en una celda cochambrosa, con hedor a orines y heces y gritos aterradores por parte de voces anónimas procedentes de otras celdas. De que me trataran como un animal, de darme de comer en esas 24 horas apenas dos lonchas de pan blanco de molde con una fina capa de algo indescriptible en medio. De tener sed y esperar más de media hora a que me dieran un vaso de agua porque el personal “estaba demasiado ocupado” como para atender una petición tan insignificante. Y todo ello por una denuncia falsa, sin prueba alguna y sin testigo alguno que la avalara. ¿Dónde está la igualdad? ¿Y qué hay de la presunción de inocencia?

M. J.


Después de leer lo anterior me embarga una duda. El otro día, con motivo de la celebración del Orgullo Gay, la Ministra de Igualdad, Bibiana Aído, encabezó una manifestación de gays, lesbianas, transexuales y demás. Ya que es la máxima representante de la igualdad en este país, ¿habría encabezado también una marcha de hombres maltratados?

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Es increíble!
Casos como éste parece ser que se repiten con frecuencia.
Cuando las leyes se hacen con el culo suelen pasar estas cosas.
Se legisla en base a estadísticas y de esta manera siempre pagan justos por pecadores.

El hombre maltrata a la mujer muchísimo más que la mujer al hombre, según las estadísticas, y, como consecuencia de esto, se aplica una ley dura, que no tiene en cuenta circunstancias personales. Bonita forma de solucionar las cosas.

Antes cuando una mujer maltratada acudía a una comisaría de policía tenía que oir como se cuestionaban, los que la atendían, qué habría hecho ella para que le hubiesen pegado esa paliza.
Hoy eso ya no se da tanto, (aunque parece ser que todavía se da) y ahora hemos pasado a que todos los hombres son maltratadores si su mujer lo dice, sea o no sea verdad.

Fantástico; nuestra sociedad camina para atrás como los cangrejos.

Será que no se pueden hacer mejor las cosas.

MIGUEL ANGEL DÍAZ DE QUIJANO SANCHEZ dijo...

Como sabes , me separé cuando mi hija tenía solo 3 años, entonces la custodia se la daban a la madre pusieses como te pusieses,ya podía ser un desastre como no , no importaba,entonces el mundo se me cayó encima creía que no superaría no poder estar con mi hija, amen de las cosas que veía que no megustaban como ver que aunque tenía fiebre no la llevaban al médico y un largo etc, etc,después de algún recurso de ejecución de sentencia conseguí almenos lo que me pertenecíala mitad del periodo vacacional, etc, etc,que mi exmujer no me llamara el nombre del cerdo o peor delante de mi hija, enfin que te voy a contar,
Ahora mi hija Silvia ha cumplido 22 años , es mayor de edad,yo me volví a casar y ahora tengo a Daniel de cuatro años que hace que se me caiga la baba continuamente, pero a lo que iba mi hija Silvia es ahora la viva imagen de su abuela , la que estaba más tiempo con ella claro mucho de ese tiempo en los bares del barrio, cuando digo la imagen de su abuela quiero decir la obesidad morbida a la que ha llegado, la última vez que la vi casi me desmayo del susto y la verdad hacía casi un año que no la veía, vino con su novio un chaval muy majo gracias a dios, intenté una y otra vez que viniera a vivir conmigo porque lo veía venir, ahora tiene crisis de ansiedad aunque yo creo que tiene ataques epilepticos, por lo que he visto y me han contado, pero aunque está de médicos dicen que no, yo le he dicho de ir con ella al médico a ver si la convenzo, enfin , que te voy a contar, recuerdo cuando fuí a una reunión de padres del cole que su madre ni fué, y me costó un disgusto, etc,etc,
Es muy duro, solo el tiempo cura una herida así y ni siquiera eso.
Mike

Anónimo dijo...

Es una mierda Mike.
Ha de ser muy duro ver como a tu hijo o hija se le pone la vida difícil por no ser atendido como se merece y sin que puedas hacer nada por evitarlo.

Los menores siempre están mejor con el padre que sea más responsable. Da igual que sea él o que sea ella.

Ahora ha cambiado mucho la ley pero, en mi opinión, no se están haciendo las cosas bien.
Deberían hacerse trajes a medida de cada situación. Cada divorcio es un caso distinto y deberían tenerlo en cuenta para que los menores estén lo mejor atendidos posible. No se puede dar siempre (sin excepción) la custodia a la madre, porque hay cada madre... igual que tampoco se puede conceder la custodia compartida de forma generalizada porque hay muchisimos niños con problemas de fracaso escolar por déficit de atención, o dislexias o hiperactividad y bastante les cuesta organizarse en una sola casa como para tener dos.
Cada caso es un mundo y así se debería contemplar si se quieren hacer las cosas bien.

Hay un magistrado de familia en Sevilla que tiene las ideas muy claras. El apuesta por la mediación. Y esa es la mejor forma de adaptar la vida de los menores a la de sus padres.
En cualquier caso, lo que está bien es que se empiece a contemplar la posibilidad de que se concedan custodias también a los padres porque muchos están suficientemente preparados para ello.

Salvador Sáinz dijo...

Bueno, casualmente he leído vuestros comentarios.
Este escrito lo saqué de una revista virtual femenina de esas de chismes. En fín.
Yo tengo una amiga que ha pasado por estos trances y sufre mucho.
Pero vivimos en una sociedad sexista que se cree que por tener un sexo todos somos iguales y eso no es cierto porque cada individuo es diferente.
Yo no soy responsable de lo que han hecho otros hombres y de las putadas que me haya hecho una pájara que conocí años atrás no puedo culpar a las demás hembras de este hemisferio.
Pero los españoles somos muy simplistas y nos gusta mucho generalizar poniéndonos a todos en el mismo saco.

MIGUEL ANGEL DÍAZ DE QUIJANO SANCHEZ dijo...

Gracias Mar, la verdad creía que esto lo tenía superado,de hecho hacía 18 años de la separación y mi vida totalmente repuesta, mi hija había crecido y yo llevaba una vida super normal hasta el día que la ví no hace mucho y vi como se había puesto, desde entonces solo pienso en ayudarla pero creo que el problema es de base de la educación que ha tenido y de dificil solución, pero estaremos ahí que duda cabe, es mi nena y lo será siempre.
mike

Salvador Sáinz dijo...

http://www.uomini3000.it/68.htm

Sin desperdicio

Anónimo dijo...

Increíble el link del manifiesto que nos ha pasado Salva.

Tantas líneas para hacer un análisis tan simplista!

Anónimo dijo...

Animo Mike, no tires la toalla. A veces se operan cambios milagrosos en las personas. Solo hace falta que se les de la oportunidad. ¿quién sabe? la vida de tu hija podría dar un giro importante si consigues que se deje ayudar y le sigues tendiendo la mano. Con paciencia y cariño se logran muchas cosas.
Un saludo