miércoles, 12 de marzo de 2008

LOS NUEVOS PECADOS CAPITALES


El hombre más gordo que he visto en mi vida era un cardenal que, con una panza de un diámetro imposible, paseaba por la plaza de San Pedro, en el Vaticano. No estaba enfermo. Se le notaba en el color de la piel, en la mirada, en qué sé yo.

El segundo hombre más gordo que he visto en mi vida estaba un poco más allá, también vestido de cardenal y también bajo el sol del Vaticano. Es una suerte que la gula sea un pecado capital, porque si no, no sé cuánto podrían comer los cardenales. Los otros pecados capitales son la soberbia, la envidia, la ira, la lujuria, la avaricia y la pereza. ¿Verdad que parece que los curas elaboren las listas de pecados mientras se miran al espejo? Claro. Hay que tener en cuenta que, cuando Gregorio I elaboró el listado de los pecados capitales, los religiosos sólo conocían el mundo que había entre los muros de los monasterios. Es natural, entonces, que mencionaran los pecados que conocían y que, por ende, estaban tentados de cometer.

El tercer hombre más gordo que he visto en mi vida no era un hombre, sino una mujer, y tampoco tenía nada que ver con el cardenalato. Caminaba por una calle de Filadelfia, en Estados Unidos, y supongo que debía el grosor de su carnes a unos manjares plastificados que ni por asomo se ven en las mesas de los cardenales. Pero eso, ahora, no viene al caso.

Los nuevos pecados no se llaman capitales, sino sociales. Acaban de ocurrírsele al diseñador de Penas y Pecados del Vaticano o a quien corresponda y, la verdad, ha debido de quedarse tan ancho después de tan ardua tarea. Algunos de ellos podrían incluirse en esa relación de pecados propios de los máximos representantes de la Iglesia, como el que habla de la riqueza excesiva, la generación de la pobreza o la contribución a ampliar la brecha entre ricos y pobres. Desde luego, qué cara más dura tienen algunos. Otros pecados son brutalmente retrógrados e incomprensibles en el mundo actual. Su inclusión en el listado de pecados mortales es, además, muy peligrosa. Se trata de la drogadicción y la anticoncepción. No sé si la inteligencia suprema que ha elaborado la lista cree que los drogadictos lo son porque quieren, y supongo que no se ha planteado que, al vetar la anticoncepción, está destrozando la vida de familias enteras que podrían vivir bien siendo cuatro y que, al no tener más remedio que ser doce o catorce para no ir al Infierno, están condenadas a vivir en la puta miseria. También irá a Casa de Pedro Botero quien contamine el medio ambiente. Eso no me parece mal, pero me huele a mentira gorda. ¿Cómo va a enfrentarse la Iglesia a los industriales y demás gente poderosa, si son sus amigos por tradición e interés? Y en cuanto al último pecado, creo que lo es porque en el Vaticano no saben de qué coño hablan y, como es sabido, los ignorantes están en contra de todo aquello que no comprenden. Me refiero a la investigación con células madre. Me gustaría saber las razones por las que ha sido incluida entre los grandes pecados. ¿O es simplemente porque la ciencia sigue oliendo a azufre entre las paredes del Vaticano?

(El chiste de arriba es de El Roto)

5 comentarios:

Anónimo dijo...

será por eso!
Las consignas de la elite eclesiatica no se las tragan ya ni los niños de 4 años!
Cuando leí ayer la noticia me quedé flipando!
Tendrían que predicar con el ejemplo, como decía su jefe er Jesu.
Si dedicaran la pasta que valen todas las riquezas que rebosan por todo el Vaticano, acabarían con el hambre en Africa en un plis-plas.
Qué triste!
Jose

Anónimo dijo...

Me gusta que se modernicen. Estaria bien que , para empezar , y ya que son tan modernos: vendieran sus propiedades millonarias y se fueran a vivir a un apartamento de alquiler.
Su modernidad se ciñe, en algunos casos; en flirtear con las nuevas tecnologias buscano lo que nuca deberian encontrar (ni buscas siquiera). Si creen que modernizando pecados van a estar más cerca de su pueblo, ya pueden empezar a ponerse piercings (aqunque sea con forma de cruz)
LLuis

Anónimo dijo...

Yo creo que se han dejado un pecado capital importante: La hipocresía.

Aunque Cristo no les hubiera tachado de hipócritas si hubiesen estado en el sermón de la montaña porque no creo que den limosnas ni tengan trompeta.

Ahora, coherentes, son; que no están de acuerdo con la anticoncepción se ve a leguas porque están todos embarazados.

Anónimo dijo...

Josua les hubiera corrido a cantazos. Menudo genio tenía para con sus cosas.

Papa dimisión... y punto.

Anónimo dijo...

proclamo