jueves, 23 de febrero de 2012

El ídolo y el trabajador


Yo nací cuando a Franco aún le quedaba fuelle para más de un decenio y, por lo tanto, recibí una educación impregnada de catolicismo. Estaba por todas partes: rezábamos al entrar en clase, al salir, antes de comer, teníamos misas obligatorias y, en fin, la religión teñía nuestros conocimientos con una infinidad de pinceladas que llegaban a desvirtuar hasta lo más razonable. He de reconocer, no obstante, que me apena comprobar que los jóvenes de hoy desconocen la Biblia por completo, un libro lleno de cuentos e historias que de vez en cuando releo con mucho placer. Pero como los jóvenes de hoy desconocen todo lo que no tenga que ver con su propia jeta, eso no me quita el sueño en absoluto. Sin embargo, por aquel entonces, en los tiempos del televisor en blanco y negro y de los tebeos de editorial Bruguera, la religión era una pesadilla.

Por algo que vi en la tele, estos días he recordado el asunto de los idólatras, un episodio bíblico que, como tantos otros, está en contradicción con las costumbres de los cristianos. Parece ser que Moisés se retiró al monte Sinaí para escribir las Tablas de la Ley a medias con Dios Padre; pero tardó lo suyo en redactar el texto y, cuando volvió a reunirse con su pueblo, lo encontró adorando a becerros de oro y otros ídolos en una fiesta constante. “¡Se habían convertido en idólatras!”, rugía el cura que nos daba religión, como si adorar a un ídolo fuese lo más reprobable entre lo peor. Es curioso que la fe no le permita a uno verse en el espejo, porque precisamente los cristianos han inundado el mundo de santos de madera, vírgenes, mártires, cristos; en definitiva, ídolos de todo tipo y condición… mientras los idólatras son otros.

Cada vez que veo una de esas tallas de santos, esos cristos sangrantes o esas vírgenes cargadas de joyas me planteo la misma pregunta. ¿Qué debe pensar el artista, el trabajador que ha creado la figura con sus manos, al ver colas interminables de personas que aspiran a besar los pies de su obra? ¿Y qué debe pensar cuando escucha los milagros que la gente le atribuye?

(La imagen está extraída de elizabethtarot)

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