jueves, 16 de febrero de 2012

El Águila Roja


Cuando emiten la serie por la tele, en casa vemos Águila Roja. Y eso que me repatean los anacronismos y las burradas históricas. Pero la vemos.

Desde luego, es inaudito que pudiera haber una especie de ninja español en la España de Lope de Vega. Un tío joven, además, cuya edad hace imposible el viaje a Asia, un aprendizaje de años y el regreso a Madrid. Y es mucho más difícil todavía que el ninja sea un maestro de escuela y que, en aquel tiempo, tuviera una casa de varios pisos, un criado y, por lo menos, dos caballos con sus sillas y su parafernalia. Sí, es muy difícil. Pero que entre sus alumnos de barrio y llenos de piojos estuviera el hijo de una marquesa no es improbable: es imposible. Los nobles, en caso de ser educados de alguna manera, era en algún lugar aparte del pueblo llano. O sea, como ahora.

En cuanto a los demás personajes, uno de los más atractivos es el malo, el comisario, cuyo cargo se me hace un tanto adelantado al siglo XVII y cuya casaca me recuerda irremediablemente a las de los motoristas. Y otro que también lo parece, siempre vestido de cuero negro ajustado, es Juan, un médico que, curiosamente, también es Grande de España. Toma ya. Aunque podría haber sido peor: por ejemplo, Grande de España y barbero. O sacamuelas.

Pero le rien ne va plus se lo lleva, sin duda, el vestuario de la marquesa de Santillana. Esos vestidos, más propios de algún personaje de la Guerra de las galaxias, desbaratan la poca coherencia que le quedaba a la serie.

Y me quedo corto, claro: el criado del ninja sabe tanto que incluso ha escrito un libro, la marquesa se baña en más ocasiones que muchas personas del siglo XXI, el verdugo se muere varias veces, etcétera, etcétera, e incluso etcétera.

Pero vemos la serie. Cosas de la televisión. Con treinta cadenas, son incapaces de emitir algo un poco más digno para pasar el rato.

(La foto está extraída de ojotele)

1 comentario:

analarrea dijo...

Lo que más me choca en estas series ambientadas en el pasado,es la forma de hablar, usan giros linguísticos muy actuales, vamos que se hace raro ver a un español del Siglo de Oro hablar como lo hacemos nosotros.
Y por cierto, una katana jamás en la vida podía vencer a una buena espada forjada en Toledo, jajajaja
¡Ala, a ver "El Pollo Colorao"!