lunes, 6 de octubre de 2008

OBAMA Y SUS AMIGOS

Barack Obama me cae mucho más simpático que Mac Cain y que su lugartenienta, Sarah Palin, vamos, sin duda. Y eso que soy consciente de que él también se está presentando a las elecciones presidenciales de los Estados Unidos de América, pero creo que en este caso está clara la diferencia entre lo mínimamente razonable y el pensamiento cavernícola. El candidato demócrata es un tío joven, aparentemente moderno y con cierta educación, mientras que el candidato republicano es un homo erectus que no sabe si España es un combinado alcohólico o una nueva marca de cacahuetes. Por su parte, Sarah Palin sabe con certeza dónde está Rusia. Está enfrente de Alaska, su pueblo, y por eso decía que la iba a invadir si los rusos se atrevían a decir algo. Respecto a los demás países del mundo, parece que no tiene intención de invadirlos. Por supuesto. Nadie puede invadir un país si no tiene ni idea de dónde está. ¿Dónde iba a mandar los portaaviones y los tanques y a todo el excedente humano de la nación? Esperemos que ningún nazionalista catalán le hable de la nación catalana, porque ya estoy viendo a miles de marines lanzándose en paracaídas sobre Santa Perpetua de la Mogoda.

Ayer o antes de ayer, la tal Palin ha dicho que el oponente de su partido, Barack Obama, es amigo de los terroristas. ¿Ya no le basta con que sea negro? De hecho no lo es: Es café con leche. Si hubiera sido negro como los negros que son negros, jamás habría llegado tan lejos. Vamos, ni por asomo. Ahora bien: el hecho de acusarle de mantener relaciones con terroristas es demostrar una carencia de ideas que roza la ruindad. Ni ella se lo cree. Desde luego, si aún se traga la bola de que las armas químicas fueron el motivo de la guerra de Irak, el electorado norteamericano es capaz de creerse cualquier cosa. Y tal vez haya millones de norteamericanos que crean que, efectivamente, Obama toma café con leche y galletitas con los terroristas todos los viernes por la tarde. Pero Sarah Palin no. Ella no puede creer que Obama tenga ninguna relación con terroristas de ningún tipo. Y sin embargo lo dice. Y lo repite. Porque no fue algo que se le escapó: estaba en el guión. Lo repitió, por lo menos, tres veces. ¿Verdad que esa actitud recuerda a ciertas actitudes de algunos políticos de por aquí? Entonces, claro, uno se pregunta: ¿Hasta ahí llega el ansia de poder? Y no pasa nada. Obama no se enfurece y solo responde diciendo que sus adversarios tratan de despistar al país. En otras circunstancias, fuera del circo de la carrera por alcanzar la presidencia del país que sea, cualquier personaje público habría mandado inmediatamente a los tribunales a quien se hubiera atrevido a sugerir que tenía relaciones con los terroristas. Pero mientras dura el combate político no, claro. Tal vez sea porque, en esos ambientes, son todos iguales y cualquiera es capaz de cualquier cosa.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hay que tener ganas para gobernar ese país y más con el panorama que tienen en este momento. Que no le pase nada al que gane las elecciones; se le presenta un futuro durillo.