viernes, 15 de enero de 2010

Un nuevo mártir


Desde luego, hay quien tiene estilo. José Ignacio Munilla, el nuevo obispo de San Sebastián, se está cubriendo de gloria a cada minuto que pasa. Para empezar, todos los miembros de la cúpula de la diócesis de Guipúzcoa han dimitido tras su nombramiento. Y lo dice el periódico ABC, que no es precisamente de izquierdas. De modo que pasa algo. Algo grave. Sobre todo cuando el obispo dice que eso de las dimisiones es normal, o habitual, o rutinario. Pero lo más alucinante, lo que a uno le desbarata la sesera, es que el tal obispo haya dicho textualmente que “hay males mayores que la tragedia de Haití” (donde creo que llevan ya cien mil muertos a causa del terremoto), como por ejemplo “nuestra pobre situación espiritual”. Sinceramente, no tengo palabras. O sí las tengo, pero prefiero callarme.

Siempre he dicho que no tengo mucho en contra de los curas de tropa. Equivocados o no, supongo que hacen lo que creen que deben hacer. Y eso no está tan mal. Pero en cuanto suben un escalón en la jerarquía… bueno, dejan de vivir en este mundo y se convierten en lo de siempre.

He tenido la suerte de haber viajado bastante. He visitado algunas ciudades de Estados Unidos, donde los obesos se cuentan por miles. Pero el hombre más gordo que he visto en mi vida estaba en el Vaticano. Era un cardenal. Un cardenal inmenso, enorme, elefantiásico y con aspecto de satisfacción, de no tener ninguna carencia. Estoy seguro de que podría haberse puesto un libro sobre la barriga y leer, caminando, con las manos a la espalda.

(La imagen está extraída de palabraeuskadi)

1 comentario:

moncho dijo...

¡Qué fuerte!¿Cómo se puede decir eso? No lo entiendo.