jueves, 27 de enero de 2011

Una imagen impactante


Sé que la foto tiene que ver con la reciente revuelta de Túnez, pero nada más. Ignoro quién es su autor y también desconozco la identidad del hombre que está en primer término, pero me parece una maravilla. Aún tenemos un mundo por el que luchar.

miércoles, 19 de enero de 2011

El cine en la televisión


Ayer nos dispusimos a ver una película en cierta cadena de televisión. Le puse de comer a la gata, nos sentamos en el sofá y, justo cuando íbamos a dar el primer mordisco a los emparedados, aparecía el presentador del programa en la pantalla. Hasta ahí, bien. No obstante, inmediatamente surge la pregunta: ¿Qué pudo sucederles a los críticos de cine en su infancia para que no puedan controlar las ganas de contarnos toooooooda la película antes de que empiece?

(La imagen está extraída de elmulonario)

martes, 11 de enero de 2011

ETA se acaba

Yo creo que es el principio del fin. O quizás el principio del fin fue hace ya algún tiempo y ahora estamos viviendo el primer capítulo de un fin que puede ser largo. Pero ya estamos ahí. Y eso es mucho.

viernes, 7 de enero de 2011

El peligro de la ley contra los fumadores


El tabaco en sí no es malo. El abuso del tabaco sí lo es. Eso lo sabemos todos. No obstante, me parece conveniente una pequeña reflexión, poca cosa, una pincelada sin pretensiones.

Hace varios años que no fumo. Pero fumé, ya lo creo. Y como me tengo por un tío coherente, no voy a arremeter contra un hábito que conservé durante buena parte de mi vida. Sería estúpido. O sea que no voy a decir nada contra el tabaco. Y menos aún, contra los fumadores. Porque la reciente ley no va en contra del tabaco, que sigue vendiéndose tan ricamente y produciendo un beneficio del 70% de su precio en concepto de impuestos. La ley va en contra de los fumadores, que han sido marginados de todos los lugares cerrados y, de paso, también de algunos lugares al aire libre, como son los parques infantiles y algo tan ambiguo como los alrededores de los hospitales. ¿Hasta dónde llegan esos alrededores? ¿Hasta los cincuenta metros? ¿Y quién se va a poner a contarlos? Por otra parte, si mi cirujano es fumador habitual, yo preferiría que se fumase un par de cigarrillos antes de apuntarme con el bisturí. ¿Dónde ha de hacerlo? ¿Debe irse a tres manzanas del hospital? Es chocante que más de un sujeto y más de dos hayan dicho que ya era hora de prohibir el humo del tabaco en los bares. “Es que, si hay gente fumando, no puedo llevar a los niños”, dicen, dándoselas de padres admirables. Ignoro si esos individuos se han parado a pensar que siempre se ha fumado en los bares y que, por supuesto, nadie está obligado a entrar en ellos. Desde que dejé de fumar he evitado los locales con mucho humo y no me he sentido ofendido en absoluto. He ido a otros locales y punto. No sé, pero quejarse del humo en los bares me parece tan absurdo como quejarse de que haya espectáculos sexuales en los clubs nocturnos de carretera.

Sin embargo, al margen de que estemos o no de acuerdo con la famosa ley, hay algo en ella que, no solo es nauseabundo, sino que además es muy peligroso. Me refiero a la campaña feroz del gobierno a favor de que se denuncie al vecino si éste está fumando en los nuevos lugares prohibidos. De un tiempo a esta parte proliferan las denuncias basadas en el espionaje vecinal, la criminalización de determinadas conductas y la pretensión gubernamental de que todo el mundo esté de acuerdo en ello. Creo que eso, más que la prohibición en sí, va a ser la causa de muchos problemas. Cada vez nos parecemos más a esas sociedades asépticas y antiutópicas de los libros clásicos de ciencia ficción. Cada vez estamos más cerca de ser vigilados incluso dentro de nuestra propia casa. ¿Cómo? Ah, sí. En cierta forma, el ordenador ya se encarga de ese asunto.

(El chiste es de Quino)