Que no me toquen las narices. Los borrachos van donde hay más borrachos. Es muy difícil que un grupo de borrachos horteras como los que invaden Lloret en verano acudan a Tossa de Mar a pasar las vacaciones, aunque entre Lloret y Tossa solo haya una docena de kilómetros. Y es que Lloret ofrece, desde hace muchos años, precisamente lo que piden esos borrachos. Culparles de comportarse como lo hacen es, cuando menos, hipocresía.
1 comentario:
Que les tapien los balcones y les pongan un coctel de estrógenos en la cerveza y la sangría, para contrarestar el subidón de testosterona.
Es una pena que no se sepan divertir de otra forma, con la de posibilidades que hay.
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