Menos mal que Zapatero defiende a capa y espada la aconfesionalidad del Estado, porque, si no, por lo menos nos invadían los moros.
Es de vergüenza. La turba de fanáticos que vienen a ver de cerca al becerro de oro van a tener un tratamiento que los habitantes de Madrid ni siquiera han soñado. Mostrando su carné de peregrino, los tíos esos podrán comer en un montón de restaurantes por 6’50, lo cual no está nada mal. También tendrán alojamiento gratuito. Pero lo más indignante, lo que repugna y clama al cielo, es que paguen un 80% menos que los demás mortales en los transportes públicos. Los parados no. Los parados madrileños pagan el billete entero. Y las madres con cuatro hijos, y los desahuciados, y los que cobran 800 euros mensuales.
O sea que propongo que este modo de hacer las cosas se lleve a cabo durante todo el año y en todas las ciudades del país. Así, a partir de ahora los católicos tendrían descuentos en zapaterías, colmados, pescaderías y todo tipo de comercios, pagarían menos en el Metro y podrían ir gratis al cine. Pero seguiríamos siendo aconfesionales, eso sí: a nadie se le obligaría a ser católico.
(La foto está extraída de noticias.es)
3 comentarios:
Menos mal que estamos en un estado laico, si esto pasa con el PSOE, ¿qué pasaría con el PP?( se hubieran ganado el paraíso).
Se me revuelven las tripas. Cada vez tenemos más información y cada vez somos más influenciables, penoso. ¿pero qué le pasa a la gente joven, son idiotas?
Un bso.César
Pongamos las cosas en su sitio. Lo del transporte, los restaurantes y el alojamiento gratis es porque la comunidad y el ayuntamiento de Madrid lo han decidido. Zapatero tendrá sus culpas. Pero a cada uno lo suyo.
Cada sectarismo político tiene su propio feudo de acólitos subvencionables. Nada nuevo. Los de la derecha papista es el de la fe más ardiente, pues a la postre tal cualidad propicia la incuestionable adoración de otros dioses terrenales de apariencia más o menos celestial. Pero la izquierda no se queda muy rezagada, con otros discursos más socializadores compra, con el dinero de todos, los estómagos laicos más agradecidos.
Si es que el hábito no hace al monje.
Así es como nuestra especie política entiende eso de la igualdad. Aunque nunca lo practiquen con el dinero de su propio bolsillo.
Saludos aconfesionales/apolíticos.
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