domingo, 14 de agosto de 2011

El Papa y un mendigo llamado Jesucristo


Lo único que tienen en común Jesucristo y el Papa es que ambos son bípedos. Y no me estoy refiriendo a este Papa, Benedicto XVI, sino al Papa como institución, como título. He de aclarar que no digo las cosas porque sí, que no soy un ateo marrullero ni un escéptico desinformado. Muy al contrario, estoy seguro de haber leído más libros de religión que muchas monjas. Mi biblioteca al respecto es formidable. Y repito que Jesús y el Papa no se parecen en nada.

Hay un episodio en los Evangelios que puede parecerse al viaje que va a hacer el Papa a España dentro de un par de días. Se parece, aunque solo en una cosa: en que habrá un auditorio masivo. En todo lo demás, ambos episodios serán hasta antagónicos.

Cuando Jesucristo largó el sermón de la montaña dijo cosas nuevas, evangelizó, convenció, habló con los más desfavorecidos, con los pobres, con los que no tenían nada y, por supuesto, no se metió con el emperador ni con el Imperio. Bueno, pues sospecho que la visita del Papa a España va a ser muy diferente.

Para empezar, se va a reunir en Madrid un millón de personas que ya son católicas. No creo que acuda nadie que no profese el catolicismo de un modo casi fanático. Es decir: no se trata de un viaje evangelizador, como se han hartado de decir los medios, sino de una demostración de fuerza. Según Juan José Tamayo, director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones de la Universidad Carlos III de Madrid, entre los actos programados figura todo tipo de celebraciones religiosas: vía crucis, misa en privado en la Nunciatura, encuentros con seminaristas, con religiosas jóvenes, con el Rey y el presidente del gobierno y una comida con los cardenales y obispos. Pero no figuran encuentros, por ejemplo, con los indignados del 15-M, con los jóvenes desempleados, con los inmigrantes, con las mujeres maltratadas o con los desahuciados. La visita del Papa está prevista para los suyos, para su ejército de seguidores, para los que tienen el dinero de un pasaje desde Australia.

¿Y qué decir del contenido de su discurso? ¿Va a decir algo nuevo y convincente, algo que conmueva, que llegue al corazón como hizo Jesucristo en la montaña o se va a limitar a lo de siempre, a hablar de la necesaria paz en el mundo sin mover un dedo? Se comenta que va a arremeter contra la ley del aborto, contra la ley de la muerte digna y contra todo lo que se le ponga en los cojones. Es decir, precisamente contra ese Imperio que Jesucristo dejó a un lado cuando dijo Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Zapatero no es el César, pero debería estar tan alejado de la mente del Papa como las bragas de una corista.

O sea que muy bien, Benedicto. Vas a demostrar que aún sois muchos; que el catolicismo no es lo que era, pero que aguanta e incluso se permite gastar carretadas de millones por puro capricho ante un mundo plagado de guerras y hambre. Vas a demostrar tu fuerza. Pero con tu exhibicionismo no vas a conseguir ni un solo adepto más. Os queda poco… gracias a Dios.

(La foto está extraída de radiovaticano)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo.
Antoine Doinel