Para nuestros políticos, probablemente, los revolucionarios rusos hicieron lo que hicieron porque eran unos buscabroncas, sin razón o causa alguna, así, por divertirse. Supongo que también deben pensar lo mismo de los revolucionarios franceses y de tantos otros. Y no es que yo pretenda comparar semejantes hechos históricos con los movimientos de protesta que están sacudiendo España últimamente, no. Sería una tontería. Pero es evidente que la formación de plataformas ciudadanas o de grupos reivindicativos obedece siempre a una razón poderosa.
Al margen de que el brote de violencia contra los políticos catalanes del otro día sea censurable, es significativo que ninguno de ellos, ninguno, haya entonado un tímido mea culpa o, por lo menos, haya asumido o se haya planteado públicamente su posible parte de responsabilidad en las causas que lo produjeron. No. No deben creer que los precedentes lleven al desarrollo de los acontecimientos. Lo único que han visto es que unos desarrapados violentaron su sacrosanta burbuja de seguridad.
Sin embargo, recortar los gastos en sanidad, en educación y en otros asuntos sociales, dejar a medio millón de familias en la calle por malas políticas económicas, retrasar las jubilaciones y otro montón de cosas que me callo, parecen, a mi juicio, suficientes razones para que la gente se cabree. ¿No hay ningún responsable de la situación actual del país? ¿Los políticos no son quienes manejan los hilos de la economía y de todo lo demás? Entonces, ¿por qué se extrañan tanto de que, como a cualquier otro trabajador, se les pidan cuentas de su gestión si las cosas llegan a los extremos a donde han llegado? ¿No era esa la forma? Evidentemente. Las reclamaciones –al menos, las de carácter violento- deberían haber ido en otra dirección. Pero ahí están y eso es lo que cuenta. No obstante, los políticos no ven nada. Creen que son intocables, como el Papa, que no tienen responsabilidad alguna en la mala marcha de todo.
Y como era de esperar, el president Artur Mas ha amenazado con duras represiones, justo lo contrario de lo que hay que hacer. En lugar de buscar la causa para erradicar el mal, bombardeamos la superficie. Incluso algún parlamentario catalán ha llegado a plantear los arrestos preventivos como medio de evitar futuras acciones violentas. Sería algo así como volver a implantar la Ley de vagos y maleantes franquista o la que llegó después, conocida como Ley de peligrosidad social.
Vamos mal, desde luego. Muy mal. Pero la arrogancia de nuestros políticos, su pretendida infalibilidad, su ignorancia de los problemas reales de la ciudadanía, su alejamiento de la realidad, hacen que todo esté mucho peor. La asunción de una mínima responsabilidad por parte de uno solo de los políticos, solo uno, habría bastado, con toda seguridad, para que este artículo tuviera un tono diferente. Aunque ya sé que eso es imposible.
1 comentario:
La iglesia se esconde tras la “palabra de dios” y ni los pedófilos asumen sus responsabilidades; los políticos lo hacen tras el “orden democrático” y les da lo mismo por donde salga el sol. Que quieres ir al cielo, has de confesar tus pecados al dueño del espíritu y pagar tu penitencia; quieres regenerar las instituciones, tienes que hacer cola ante la ventanilla correspondiente y pagar la póliza. Mientras, los bancos colocan su dinero con la habilidad necesaria como para que los políticos les regalen el alma de sus ciudadanos, su presente y su futuro. No, no es una Europa social, es una Europa financiera y feudal. Este viejo continente necesita una revolución. Ojalá sea pacífica.
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