Un tal Bienvenu Mbutu Mondondo, que debe querer hacerse famoso a cualquier precio, ha denunciado las aventuras de “Tintín en el Congo” por ser, a su juicio, una obra racista. Desde luego no lo es, pese a que los negros sean la parte más cómica de la historia. “Tintín en el Congo” se publicó en 1930, cuando el colonialismo en África y en Asia aún estaban frescos y los moros y los judíos eran vistos como una raza inferior por según quién. Hay que ser ignorante para juzgar una obra sin tener en cuenta el contexto en que se realizó.
Leo cómics desde que nací y, por supuesto, leí “Tintín en el Congo” por primera vez a muy temprana edad. Puedo asegurar que ese supuesto racismo que impregna sus páginas no me afectó en absoluto, puesto que, ya de adulto, he tenido y tengo bastantes y buenos amigos negros. Por otra parte, si hemos de censurar a “Tintín en el Congo”, ¿qué hacemos con Tarzán? ¿Y con el Hombre Enmascarado, El Espíritu de la selva, el Capitán Trueno, los westerns y tantos otros? Recuerdo una historieta de Zipi y Zape que era evidentemente racista, si hemos de tener en cuenta los baremos del sujeto denunciante. Ah, sí, y en otra de Mortadelo y Filemón salía un negro que daba mucha risa.
Si el tal Mbutu tiene ganas de armar un buen follón con lo del racismo, creo yo que tiene a su disposición un montón de casos de autenticidad impepinable. Ahí está lo que sucede en los barrios marginales de las grandes ciudades de Europa y Estados Unidos, o el conflicto palestino-israelí, o el problema de los indios de Norteamérica, o qué sé yo cuántos más.
(La foto está extraída de laopinioncoruna)
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